Tras los atentados perpetrados por el ISIS en París, llovieron las condenas contra el salvajismo de los yihadistas. Notablemente, entre quienes reprobaron la noción de asesinar brutalmente a civiles indefensos fuera del campo de batalla se contó a referentes del propio universo fundamentalista que se dedica a asesinar brutalmente a civiles indefensos fuera del campo de batalla, tales como Hezbollah (“Partido de Alá”), Hamas (“Movimiento de Resistencia Islámico”) y de la yihad islámica palestina (“Guerra Santa Islámica Palestina”). Sus nombres elocuentemente anuncian a qué cuestiones se dedican.
Un comunicado del Hamas declaró: “Condenamos con dureza la cadena de ataques y acciones hostiles que fueron cometidos en París […] Déjennos alzar nuestra consigna bien alta: no al asesinato de inocentes, la gente debe estar segura en sus casas y aldeas, y no a la muerte de inocentes en ninguna parte del mundo”. La yihad islámica palestina dijo condenar “de manera inequívoca” los ataques en Francia y consignó: “Los crímenes ocurridos en París son la continuación de una serie de violencia ciega”. Por su parte, el secretario general de Hezbollah, Hassan Nasrallah, pronunció: “Los pueblos de nuestra región, que vivimos bajo la monstruosidad del Daesh [acrónimo árabe de ISIS] en más de un país, nos damos cuenta mejor de lo que es esta tragedia”.
Varios medios de comunicación presentaron la noticia sin el menor matiz, tratándola como una curiosidad política. Pero, sin contexto ni análisis que acompañara tales expresiones, el lector desprevenido podía quedar bajo la impresión equivocada de que un espasmo de pacifismo cubrió a los camaradas en armas ideológicos del ISIS. Hezbollah es un movimiento chií enemistado mortalmente con los combatientes sunitas de Abu Bakr al-Baghdadi y pelean cuerpo a cuerpo en Siria. En París operaron islamistas que activaron sus cinturones con explosivos y mataron así a docenas de personas. ¿Adivine qué grupo terrorista asesinó a soldados franceses en el Líbano en los años ochenta por medio de atacantes suicidas? Así es, el mismísimo Hezbollah, quien repitió la hazaña contra diplomáticos israelíes y ciudadanos argentinos en Buenos Aires la década siguiente.
Hamas es sunita, pero busca distanciarse del salvajismo del ISIS para preservar su imagen prístina de luchador antiocupador sionista en la Franja de Gaza ante la opinión pública bien pensante europea. ¿Recuerda qué grupo terrorista inauguró la modalidad del atacante suicida en las pizerías, universidades y autobuses en Israel veinte años atrás? Así es, el mismísimo Hamas, que apenas el año pasado lanzó miles de misiles contra ciudades israelíes.
En cuanto a los guerreros santos de la yihad islámica palestina, digamos que cuando no están lanzando cohetes, están aplaudiendo los apuñalamientos que sus correligionarios cometen contra hombres, mujeres y niños en Israel.
¿Se entiende el punto?
El hecho fue periodísticamente relevante, sin duda alguna. Podría decirse que era una nota inusual. De color, inclusive. Pero no era complicado darse cuenta de que se trataba de lágrimas vertidas por cocodrilos. ¿Es mucho pedirle a Vicki Vale que cuando ve al Guasón condenar las fechorías del Pingüino en Ciudad Gótica se muestre, cuando menos, escéptica?