El mercado inmobiliario se plantea como un negocio privado dedicado a la venta y alquiler de propiedades. Visto así parece alejado de la vida cotidiana de cualquier trabajador, sin embargo es uno más de los precios a revisar en tiempo de precios cuidados. Es un gasto central en el listado de cualquier hogar, pero también tiene una influencia indirecta a través de otros bienes a través del costo del alquiler de donde se producen o comercializan. Si comenzamos por la influencia directa, el alquiler de la vivienda, hoy un trabajador que gana un sueldo promedio de 8420 (según datos de setiembre de 2013 del Ministerio de Trabajo de la Nación) debe destinar alrededor de un 27% al pago mensual de un alquiler más los gastos de ingreso que multiplican por tres (como mínimo) el precio de dicho alquiler. En nuestro país casi 2 millones de hogares, según el censo 2010, se encuentran alquilando la propiedad en que viven.
Por otro lado, este mismo trabajador se verá perjudicado a través de una influencia indirecta en sus costos por los aumentos en los alquileres comerciales ya que estos se trasladarán a los bienes que consume. Actualmente las consultoras inmobiliarias empiezan a vaticinar aumentos de alrededor del 20% para este tipo de inmuebles, aumentos que se traducirán en aumentos de los productos y/o cierre de pequeños comercios. Es decir, el precio del alquiler influencia sobre los costos de todos nuestros consumos por lo tanto dejar a merced del mercado la fijación de la oferta por precio y con el único objetivo de la ganancia máxima es desconocer el rol del Estado en la búsqueda del bien común.
El Estado debe garantizar el derecho a la vivienda. En nuestro país actualmente existe un déficit habitacional que afecta a más de 3 millones de hogares y no podemos esperar a que el mercado corrija esta situación. En paralelo existen 2.494.618 viviendas deshabitadas, es decir el 18% del total existente. En la ciudad de Buenos Aires es aún más grave, de 1.425.840, están vacías 340.975 (casi el 24%). En distintos países la vivienda vacía es considera un problema habitacional y el Estado regula el sector como: en el Reino Unido donde el Estado incentiva el encuentro entre quienes necesitan un vivienda y los propietarios pero también se penaliza la vivienda vacía llegando aplicar el alquiler forzoso en caso de que dicha situación se prolongue por más de 6 meses pudiendo llegar incluso a la expropiación. En Francia la ciudades con más de 200 mil habitantes aplican impuestos que van desde 10% sobre el valor de la propiedad el primer año, 12% el segundo y 15% el tercero. En los Países Bajos la ocupación de viviendas que han estado vacías por más de un año es legal.
Los alquileres comerciales también requieren de una regulación especial donde el comerciante tenga protección para desarrollar su negocio. Un ejemplo es la regulación que comenzó a aplicar Venezuela a fines del año pasado donde se pone un piso máximo a los alquileres comerciales de 39 dólares por metros cuadrado y donde se prohibió los contratos en moneda extranjera. Es necesario plantear una regulación a un sector que da sobradas muestras de ineficiencia: altos requisitos para alquilar, aumentos constantes de alquileres, altos costes de entrada. Esto no se da sólo en el mercado formal sino que tiene su correlato en el informal donde también los alquileres aumentan y colocan directamente en la calle a quienes no puede acceder a un alquiler en una villa o asentamiento.
Es importante destacar que no se puede plantear como solución promover el acceso al crédito para la vivienda propia porque sin regulación del precio de las viviendas y/o del suelo esto sólo promoverá aumentos indiscriminados de las propiedades. Si bien incluir en el debate de precios cuidados el precio de los materiales es un avance incuestionable el costo mensual por el uso de la vivienda también debe ser debatido. Es necesario regular los alquileres para proteger los ingresos de los trabajadores de manera real, no se trata de privar a nadie de su renta sino de proteger a quienes necesitan acceder a una necesidad básica como la vivienda.