Por: Marcelo Ramal
La Justicia porteña habilitó a Macri a un aumento del 40% en la tarifa del subte. El aumento del subte consuma el pacto entre Macri y el gobierno nacional, en ocasión de transferirle los subtes, que otorgaba ‘facultades ilimitadas’ al gobierno PRO para financiar la concesión. El aumento del subte apresura un boletazo general en el transporte. El jefe de Gabinete, Abal Medina, anticipó ‘una revisión de tarifas (…) necesaria’. Claro, el presupuesto 2014 prevé una reducción del 29% en la participación de los subsidios a los servicios públicos en los gastos totales.
Durante una década, los K pusieron todos los recursos del Estado para socorrer a los privatizadores. Ahora que esa caja se ha fundido, quieren prolongar el rescate con un tarifazo.
Buitres
Pero el tarifazo es solamente un aspecto del ‘ajuste’ en ciernes. Lorenzino-Boudou han habilitado a una negociación que reúne a todos los fondos buitre -los que entraron en los canjes de deuda de 2005 y 2010, y aquellos que no aceptaron reducir el valor de sus títulos. El resultado será nuevos pagos por deuda externa y un mayor endeudamiento en los mercados internacionales. Está claro que la garantía que el gobierno ofrece a la nueva deuda es la dolarización de las tarifas, como ya ha comenzado con los combustibles. Otra garantía que se exige es “cerrar un acuerdo con el Club de París” (Clarín, 3/11), al cual se deben unos 10/15 mil millones de dólares.
No tan fina
¿Será este otro intento de ‘sintonía fina’? El gobierna ha acelerado la devaluación del peso, para sustituir una devaluación brusca. La suma de ‘sintonías finas’, sin embargo, es lo mismo que una sintonía gruesa. A esto se agrega una caída en el valor de las exportaciones y el superávit comercial, y una imparable caída de las reservas. No es casual que el Banco Central haya pedido préstamos al Banco de Basilea y al de Francia. Se observa también, en el plano internacional, la proliferación de préstamos recíprocos entre bancos centrales, por el temor a una ‘corrida’ contra determinadas monedas nacionales -de las que no habría que excluir, en ciertas condiciones, al mismo dólar.
El ajuste estará en manos de un gobierno que acaba de sufrir una fuerte derrota electoral y que muestra signos visibles de mayores divisiones. La conquista de un mandato popular, por parte del Frente de Izquierda, introduce en esta crisis una novedad profunda, porque amplía su campo de actuación en las luchas obreras que el tarifazo no dejará de generar. Es oportuno recordar ahora que, con la excepción de Macri, de un lado, y del Frente de Izquierda, del otro, todos los partidos y coaliciones restantes coincidieron (en especial, Pino y Lozano) en el planteo de una ‘política de ingresos‘, que es la expresión que se usa para poner tope o congelar los aumentos de salarios, con la promesa de hacer los mismo con los precios. Semejante tentativa de ‘sintonía fina’ equivale a un perro que se muerde la cola y enloquece girando en círculo.
La batalla de la etapa próxima es forjar una mayor unidad entre la izquierda revolucionaria y la vanguardia del movimiento obrero. Rechacemos los tarifazos nacionales y locales, que se abran los libros de las empresas por paritarias formadas con representantes electos; salario mínimo igual a la canasta familiar -hoy en 9.000 pesos- y que se ajuste en forma automática a la inflación.