Por: Marcelo Romero
El Fiscal es como un mosquito: zumba, aguijonea, molesta…
El Fiscal hace preguntas incómodas. Se mete donde no lo llaman. Investiga. Vuelve a molestar.
Si Ud. quiere perturbar su labor, a continuación van algunas sugerencias:
- Envíe al Secretario de Seguridad al escenario de un hecho presuntamente delictivo (Por ejemplo, edificio Le Parc de Puerto Madero) y pídale que dicte clases de escena del crimen y su preservación. De madrugada. Por televisión.
- Pídale a la Sra. Presidente de la Nación que escriba algunas “cartas” por Facebook, y que propicie en ellas hipótesis de investigación, calificaciones legales aplicables y posible responsables del crímen. Si alguien se atreviese a criticar esta actitud de la titular del Poder Ejecutivo y osa hablar de la división de poderes en una República y la no interferencia de un poder al otro, sugiérale que utilice la cadena nacional de radio y televisión para brindar una clase abierta de Derecho Constitucional.
- Exhorte al encargado de prensa de la Procuración General de la Nación que desautorice las expresiones públicas del Fiscal, obligando a éste a hacerse cargo de “errores” en sus declaraciones, para evitar un papelón mayor.
- Solicite al Sr. Jefe de Gabinete de Ministros que, en consonancia con el encargado de prensa de la Procuración, se burle de las publicaciones periodísticas del caso en investigación y que matice su stand up diario con la rotura de algunas páginas de matutinos de tirada nacional.
- Requiérale al Sr. Secretario General de la Presidencia que tenga el atrevimiento de dirigirse al Fiscal, pidiéndole que “se saque la malla” y que suspenda sus vacaciones…
Si todas estas medidas fallan y Ud. cambia de opinión, puede optar por dejar al Fiscal hacer su trabajo en paz, colaborando -simplemente- con el silencio…
En reconocimiento a la Dra. Viviana Fein, Fiscal de Instrucción de la Nación