El relator de fútbol convertido en relator del relato oficial, Víctor Hugo Morales, ahora es también relator de causas judiciales.
Dijo ahora que la Dra. Sandra Arroyo Salgado, jueza federal y ex-esposa del fallecido Fiscal Alberto Nisman, ”impide saber la verdad” y ”apela a lo que ella misma pidió que los medios dejaran de lado, hacer valer su influencia nefasta. Esta conferencia es justamente lo contrario de lo que manifestó cuando estuvo en el Congreso. Allí pidió la cordura de la que carece el accionar de ayer (por el jueves)”.
El relator relata como un oráculo o un adivino los pensamientos y sentimientos más íntimos de la persona que, por muchos años, compartió la vida con el fiscal muerto.
El relator se atreve a acusar a la ex-esposa del Dr. Nisman cual inquisidor sin fuero ni competencia y pergeña un relato insolente y absurdo. El relator pretende hacernos creer que la madre de las hijas del fiscal muerto (¿asesinado?) y el grupo de eximios peritos de parte que la acompañan buscan impedir llegar a la verdad histórica de los tristes acontecimientos que conmueven a toda una Nación.
El relato se vuelve absurdo cuando contraría las leyes de la lógica y del sentido común. Y el relator de un relato absurdo, cuando se empecina en sostenerlo, se acerca a la irracionalidad.
Aunque al final de estas brevísimas reflexiones podemos encontrar una respuesta lógica: el relato oficial se caracteriza por su profunda irracionalidad. He ahí su coherencia.