Nisman, la muerte y el grotesco

Marcelo Romero

El desenlace era previsible. Una causa penal, plagada de una sumatoria de groserías procesales y probatorias, no tenía otro destino que este: abogados indignados. Recusaciones. Una fiscal denunciada. Una jueza que se declara incompetente y remite el expediente a la Justicia federal. Un fiscal general que, poniendo blanco sobre negro, trajo una cuota de racionalidad a tanto disparate… Estupor y sorpresa. ¿Escándalo? Tal vez.

Pero faltan aparecer muchos personajes en esta secuencia de sainete rioplatense: el ex secretario de seguridad Sergio Berni, por ejemplo, quien contaminó la escena del crimen en forma despiadada y recargó hasta la hipersaturación la radiobase de telefonía celular de la zona de Le Parc-Puerto Madero, hablando con su móvil durante horas. El cuerpo de peritos de la Policía Federal Argentina, protagonistas excluyentes del documental titulado Todo lo que no debe hacerse en una escena del crimen, con toda su batería de torpezas y violaciones de los protocolos más elementales de la preservación de las evidencias probatorias. La testigo que denunció el pandemonium del departamento del fiscal muerto, con decenas de personas deambulando sobre las pruebas a recolectar y que fuera tildada de mentirosa o de loca. Las “cartas” en las redes sociales de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, que sugería calificaciones legales y responsabilidades penales a pocas horas de producida la muerte violenta de Alberto Nisman. Las soeces declaraciones del ex jefe de gabinete de ministros Aníbal Fernández, que denostaba a diestra y siniestra la vida privada del procurador fallecido. Etcétera.

Mientras tanto, casi catorce meses de impunidad.

Es de esperar que los nuevos vientos que soplan en nuestra querida patria permitan al Poder Judicial cumplir con su cometido sin presiones ni amenazas. Que jueces y fiscales hagan su trabajo sin esperar al día siguiente el pedido de un juicio político o el siniestro carpetazo.

Ojalá prime el sentido común, la decencia y la racionalidad. Ojalá llegue la Justicia. La memoria de un fiscal muerto por hacer su trabajo y su familia lo merecen.