Navidad turbulenta

María Esperanza Casullo

En un fin de año de una intensidad inusual, aun para este politizado y turbulento país, el día de ayer nos sorprendió con imágenes que creíamos del pasado: vecinos saqueando supermercados en la ciudad de Bariloche. A lo largo de la tarde llegaron informaciones de otros saqueos o intentos de saqueos en ciudades como Campana y Rosario.

Por supuesto, no faltaron lecturas apresuradas que igualaron los hechos de ayer con los saqueos del 19 de diciembre del 2001. La situación, por supuesto, es otra. El país no vive una crisis económica, social y política como entonces, y los saqueos se han mantenido circunscritos geográficamente.

Sin embargo, decir que la actual situación no es una simple repetición de la plantilla del 2001 no implica negar la tremenda gravedad de estos disturbios. En Bariloche se dieron batallas campales entre vecinos y policías, y en Rosario las noticias hablan de dos personas muertas.

Lo que siguen son algunas ideas tentativas, más bien hipótesis a ser falsadas o confirmadas por los datos, que todavía son escasos.

Primero, estos saqueos conforman fenómenos multicausales, ya que sólo se dieron en lugares en donde se combinaron varios factores económicos, sociales y políticos. En Rosario la situación estaba tensa por las fuertes tormentas e inundaciones, y la provincia entera vive hace meses turbulencias políticas por el tema seguridad. Laeconomía de toda la zona que rodea Bariloche sigue impactada por el daño causado por las cenizas del volcán Puyehue y por una gran sequía, y Río Negro entera vive unacrisis política generada por el asesinato de Carlos Soria.

Segundo: no puede perderse de vista sin embargo que estos saqueos apuntan asituaciones sociales graves. A diferencia de 2001, el principal dato ahora no es la pobrezaBariloche, Rosario, Campana no son ciudades pobres, al contrario, son ciudades de gran riqueza y dinamismo. Pero son tremendamente desiguales, en donde conviven las mansiones y camionetas producto de la soja, el turismo y el ganado con la falta de gas, de asfalto y de seguridad pública de los barrios periféricos. Esta desigualdad urbana extrema es estructuralmente generadora de violencia.

Tercero: es posible que estos eventos hayan sido alentados o iniciados por grupos opositores al gobierno nacional que intentan lograr mediante la acción directa lo que no pueden conseguir por vías electorales. La realización de una marcha opositora el 19 y la repentina aparición de saqueos el 20 de diciembre pareciera indicar un intento algo torpe de ritualizar procesos históricos irrepetibles. Sin embargo, debería quedar claro que no es fácil ni mecánico movilizar cien o doscientos vecinos para ir a saquear un comercio, y que todos los niveles del Estado deben concentrarse en atacar las reales y urgentes causas de fondo de este malestar, sin perder tiempo en explicaciones supraestructurales.