Con voluntarismo sólo no alcanza. Se necesita convicción y plena conciencia de límites. Hacer las cosas bien no siempre da resultados inmediatos, pero es como la verdad, no admite dos caminos.
En el planeta Argentina de la era Mauricio Macri todo es rápido. La sensación es que el Presidente viene con la velocidad de la Fórmula 1 y la necesidad de definir el partido en los primeros cinco minutos de juego. Es cierto que las lunas de miel duran mucho menos desde que las parejas ya no piensan en “Hasta que la muerte nos separe”, pero a veces la ansiedad y mucho más la ansiedad política no van de la mano con las metas deseadas. El Presidente hasta ahora va delineando y complaciendo —en algunos casos— a un electorado que desea buenos modos. Pronto y más rápido que tarde, se le exigirán resultados.
Esto que parece loco, asumió hace 10 días, también es el resultado de un Gobierno, el anterior, que no sólo sembró grietas, sino que además limó la paciencia, la tolerancia, el aguante y, por qué no, cierta sensatez y raciocinio en el gran público. Todos reconocen explícitamente o en voz baja que la devaluación era inevitable con Macri o con Daniel Scioli. Si se llega a esto (se devaluó el 42%) es porque lo anterior no se hizo bien, pero la tiranía de los precios y la realidad de los salarios, especialmente los percibidos por trabajadores en negro o los jubilados con inexorable dependencia a los medicamentos, vuelve vulnerable y mala consejera a una paciencia enojada.
Según el secretario de Acción Social de la Confederación General del Trabajo (CGT) Jorge Sola: “El monto mínimo del haber jubilatorio imprescindible asciende a seis mil pesos y para saltar la línea de pobreza una familia debe percibir 8.200 pesos”.
El camino de hacer las cosas a ley en un país en donde todavía abunda mucho vivo que es admirado justamente por transgredir la ley, aferrarse a esta como único salvavidas de la república no es fácil, pero sencillamente es. Por suerte, hasta hoy, el Presidente no se siente infalible y cumple con aquello que avisó: “Puedo cometer errores, están ustedes para señalarlos”, y así fue.
Tal vez el mejor remedio a aplicar por el presidente Macri para mantener la paciencia de los ciudadanos es trazar rápidamente un inventario de la herencia recibida y darlo a conocer. De lo contrario, pasará rápidamente a ser responsable de lo que hace y de lo que no hizo. Los gobernantes deben tener en cuenta que los ciudadanos padecen o disfrutan sus políticas, por lo tanto, nada les debe ser omitido, porque sus acciones influyen sobre sus vidas. No hay mayor madurez que la de una persona obligada a vivir situaciones que la política decide.
El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Dr. Germán Garavano, ha naturalizado la utilización de los decretos de necesidad y urgencia (DNU): “Vamos a sacar muchas medidas por decreto”. Este mecanismo puede resultar tan nocivo, si se abusa, como las cadenas nacionales de Cristina Kirchner; o la prepotencia del número que usaba el kirchnerismo en el Congreso. El camino de acuerdos con los gobernadores es el correcto, a través de ellos puede conseguir en el Congreso de la Nación los votos necesarios para aprobar proyectos imprescindibles. La Argentina y toda su clase política, sin excepciones, deben hacer uso, en este caso abuso, del arte de acordar.
El siempre lúcido ex canciller Dante Caputo coincidió con la necesidad del inventario, dado que justificó: “Es necesario planes de transformación, modernización y desarrollo del país y, como hacía Frondizi, decir adónde queremos ir. Creo que el presidente Macri debe dar cuenta del estado de la nación recibido para en cuatro años dar cuenta del estado de la nación que entregue. Insisto en que Argentina debe debatir la modernización de sus partidos políticos y el posicionamiento”. El Dr. Caputo cree: “Si a Macri le va bien, además de otros beneficios nacerán otras formas de hacer política. Si le va mal, además quedaremos estancados en una suerte de estructura política que no tiene que ver con lo que pasa en el mundo. Perdón, nunca hago esto, pero le pido al Gobierno de Macri que observe el motivo por el cual no están ingresando los medicamentos para los enfermos de sida”.
Indudablemente sobre las espaldas de Macri convergen muchas y variadas expectativas.