¿Destruyendo se construye?

Mario Chiesa

Hubo un tiempo en que a los ancianos de la tribu se los veneraba, y a los hombres que dejaban un legado se los recordaba con admiración. Su memoria perduraba a través de las generaciones. Se daba su nombre a una plaza o alguna placa los recordaba. Y si lo que se quería recordar era de gran importancia, o se quería condecorar a un grupo de personas, se construía un monumento.

Así nacieron tantos monumentos que honran no sólo a quienes representan, sino también a quienes los idearon y construyeron.

Es el caso de los monumentos del Centenario: seis grandes conjuntos escultóricos y otros más pequeños, ubicados en las avenidas Alem y del Libertador, en el bajo de la ciudad de Buenos Aires.

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Son testigos de la inmensa afluencia de inmigrantes que dieron origen a la Argentina, pues gracias a ellos llegó a ser el país que fue. Estos monumentos, donados en homenaje a nuestro país, quedaron allí en memoria de nuestros inmigrantes y forman parte del paisaje ciudadano.
Un caso particular lo constituye el de los italianos —con sus 15 estatuas ciclópeas y otras esculturas, construido en mármol de Carrara—, que se ubicó en la plaza Colón, frente a la Casa de Gobierno.

En este caso, fueron los propios habitantes del país, nacidos en el extranjero, quienes pagaron de su bolsillo este homenaje a la nación. Pero tal parece que no merecen ser recordados.

En marzo de 2014, el Gobierno nacional se comprometió, mediante un convenio con la ciudad, a reconstruirlo en el espigón frente a Aeroparque. Ha pasado ya un año y medio, y no construyeron nada de lo que prometieron. De hecho, jamás se iniciaron los trabajos de reconstrucción. Por lo cual, la idea inicial de trasladarlo ha quedado en el olvido.
Queda claro que no existió ni existe la menor intención de reconstruirlo en Costanera Norte. También queda claro que no se lo dividió en más de cien partes para restaurarlo, ni para trasladarlo, sino sólo para quitarle su lugar en nuestra memoria.

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El Monumento de los italianos para el Centenario —el llamado “Monumento de Colón”— debe reconstruirse en su sitio histórico, pues es parte de nuestra memoria como nación. Se construyó en ese lugar para que las vidas de millones de inmigrantes fueran recordadas, a través de su homenaje al país del Centenario. Ahí debe reconstruirse para que ese sitio histórico —la barranca de la refundación de Buenos Aires— esté completo.

Si los actuales mandatarios no han sido capaces de conservar este lugar histórico, donde se recuerdan nuestros orígenes inmigrantes, entonces los próximos deberán ocuparse de reconstruir esta memoria histórica, volviendo a emplazar al monumento en el lugar al cual pertenece.

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El Comité Ítalo-argentino y adherentes “Colón en su lugar”, formado por casi un centenar de asociaciones e instituciones de nuestro país, seguirá apoyando esta iniciativa, en los modos y con las acciones apropiadas.

Quienes sabemos lo que este monumento significa y simboliza, y no olvidamos a nuestros padres y abuelos inmigrantes, que construyeron este país, estaremos presentes en el acto conmemorativo que tendrá lugar el próximo lunes 12 de octubre a las 11 horas, en la entrada principal de la plaza Colón.

Quienes lucharon con sus vidas por un país mejor —y las dejaron en esta tierra— serán recordados.

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