Por: Maximiliano Ferraro
La marcha del 18F no resiste debate ni argumentos para descalificarla. Está claro que es un acto político. Es en el espacio público donde mejor se expresa el sentido de lo político, de la democracia y los principios republicanos. Esta es una manifestación de ciudadanos angustiados, colmados de ver cómo la impunidad no tiene castigo en Argentina. Por eso me pregunto qué es lo que hay que debatir al respecto
La movilización frente a la muerte aun no esclarecida de un fiscal argentino es, sin duda, un acto político, que no pertenece a ningún partido ni sector. No hay dueños de la marcha ni de la convocatoria, pero si hay un compromiso y búsqueda de verdad de millones de argentinos que vivimos uno de los sucesos más graves de las últimas décadas: la muerte del responsable de investigar el mayor atentado terrorista en nuestro país.
Desde el Gobierno, en su afán desmedido de mantener un relato imposible e incoherente a esta altura, intentan generar un intenso debate sobre la llamada Marcha del Silencio, critican la utilización política de la muerte del fiscal y esgrimen argumentos banales. Hablan de amor por la patria y de amor por el otro, cuando no pueden tolerar el más simple cuestionamiento acerca de la muerte de Nisman. Tampoco pueden tolerar la manifestación y movilización de argentinos que pretenden que la marcha del 18F sea un pedido de justicia y una manera de honrar al difunto.
Somos muchos ciudadanos (jóvenes, adultos, familias, políticos identificados con un partido, militantes de distintas causas) que tenemos derecho y vocación por manifestarnos. Porque si somos más, tememos menos miedo. Y es justamente eso, el temor, el miedo, lo que confunde, lo que paraliza, lo que nos separa como sociedad y enfrenta. El kirchnerismo se ha jactado de volver a poner en valor la discusión política, que los jóvenes vuelvan a hacer política después de años de menemismo y desinterés de la mayoría de la sociedad en la militancia y la épica que puede generar un partido o movimiento político. Una lectura lúcida de la marcha del 18F es entender que hay un pueblo que resiste, que quiere saber, que quiere expresarse y luchar contra las mafias, la falta de justicia y el imperio de la impunidad.
Voy a participar de la marcha del 18F como ciudadano y como político. Tenemos que salir a defender nuestra libertad. Celebro que no seamos indiferentes frente a los avasallamientos a la República. Hay muchas maneras de hacer política y hay muchas maneras de amar a la patria, respetar y defender la República, la Constitución y la libertad de todos los argentinos.