Por: Nicolás Pechersky
Con la vuelta a la democracia en 1983, nace una nueva generación de dirigentes a la que podemos conocer como la Generación NBA, por los egresados del Nacional Buenos Aires. El histórico semillero de la política porteña y nacional deberá un día hacerse cargo de esta generación y de sus saqueos.
El mismo colegio que educó a gigantes como Carlos Mugica, Carlos Pellegrini, Saavedra Lamas, José Ingenieros, Belgrano, Moreno y Varsky, hoy se tiene que hacer cargo de Aníbal Ibarra, el Cuervo Larroque, Kicillof y gran parte de sus segundas líneas, responsables y cómplices del descontrol de sobreprecios en fondos públicos y de la inoperancia que terminó por destruir la política de transporte y energética.
La estatización de YPF no respondió a una reivindicación histórica. La planearon cuando encontraron uno de los más grandes yacimientos de Shale Oil (petróleo no convencional) del mundo. Cuando se acabe el petróleo convencional y pasemos al no convencional, Argentina va a ser uno de los tres países con más recursos del mundo, junto con China y Estados Unidos.
Es decir, en 20 o 30 años, entre las crecientes demandas de alimentos, el Shale Oil y la crisis de la Unión Europea, Argentina podría pasar fácilmente a ser una de las 10 economías más grandes del mundo.
Dos obstáculos nos separan de nadar en petrodólares. Por un lado la extracción de crudo no convencional con la tecnología de hoy irremediablemente destruye el ecosistema de la zona de extracción. Entre Vaca Muerta y el yacimiento aún más grande en la zona de Entre Ríos, destruiríamos entre el 2 y el 3 % del territorio nacional, cosa que al modelo nacional y populista parece no importarle.
El otro obstáculo es el de nuestra propia arrogancia. Se ve que creernos los mejores del mundo, tirar por la borda acuerdos y contratos internacionales, entrar en default, robar y mentir, no está bien visto en el mercado internacional. Parece que para los demás países ni Kirchner fue Luther King ni Chávez fue Gandhi. Por esto YPF no logró la confianza para obtener las inversiones necesarias a fin de comenzar con los pozos.
YPF desde su estatización no alcanzó ni las propias metas que se impuso. La producción está cada vez peor por la falta de capacidad y experiencia para conducirla.
Sólo en 2013 necesitamos 17 mil millones de dólares para importar gas y petróleo cuando deberíamos ser autosuficientes. Esos millones van a salir de las reservas, de la soja y del blanqueo de capitales corruptos.
El resto de la gestión nacional, una vez más, se financiará con emisión, generando así la terrible inflación que afecta más a los pobres, la que los niños ricos militantes y funcionarios de escritorio quieren negar.
Ser militante de la UBA o del Nacional no te vuelve experto en todo. Tener 40 años no te hace mejor ni más revolucionario. En política hablar es gratis pero en gestión tus acciones hablan por vos.
Mientras la gente muera por accidentes de trenes, mientras sigamos importando gas y petróleo cuando podríamos fácilmente producirlos y hasta exportar, sería mejor que nuestras estrellas de la década ganada hablen menos y escuchen más, que lean un libro cada tanto y que elijan a sus equipos por capacidad y experiencia, y no por usar una pechera de La Cámpora. Nuestro país, nuestro futuro y tristemente nuestras vidas dependen de eso.