Por: Ricardo Gil Lavedra
La Cámara de Diputados convirtió esta semana en ley un proyecto dedicado a combatir un flagelo en ocasiones silencioso pero que afecta a miles de chicos y chicas en todo el país. Se trata de la violencia escolar, conocida como bullying, en la cual los niños y adolescentes sufren maltrato psicológico o físico por parte de sus pares, de forma presencial o a través de internet.
La iniciativa, que recibió el apoyo de todo el arco político en Diputados y Senadores, recoge los aportes de varios proyectos presentados, uno de ellos de mi autoría del 2011. La nueva ley establece la creación de un entorno de contención en las escuelas, del que formen parte padres y docentes, para abordar los casos de violencia escolar, asistir a las víctimas y abordar de forma integral el problema trabajando en el aula. Involucrar a los adultos es esencial, puesto que muchas veces los episodios de agresión y discriminación ocurren fuera de su mirada, aún más dada la preocupante difusión de casos de acoso realizados a través de las redes sociales.
Esta es una problemática grave, que existe desde hace tiempo pero que ha ganado notoriedad recientemente debido a resonantes casos de acoso, abuso y agresión física en el ambiente escolar. Las estadísticas publicadas por FLACSO y UNICEF sobre el tema, a las cuales hemos hecho referencia en nuestro proyecto, son alarmantes. No podemos permitir que nuestros hijos se eduquen en un entorno violento y discriminatorio. Para eso, el Estado debe asegurarse de que la escuela sea un lugar de aprendizaje no sólo de conocimientos, sino también de valores. La tolerancia, el respeto a las diferencias y el pluralismo deben ser parte esencial de la educación de nuestros chicos. Ese es el objetivo de la ley que acabamos de aprobar.
Las consecuencias para las víctimas de acoso verbal y físico son duraderas, y afectan negativamente su desempeño social y el desarrollo personal. Además, no hay dudas de que la existencia de casos de violencia entre estudiantes atenta directamente contra el derecho a la educación. Muchos problemas comunes en nuestro sistema educativo, como la deserción escolar, el bajo rendimiento académico y el ausentismo se ven agravados por la existencia de casos de bullying.
Desde el bloque de la Unión Cívica Radical apoyamos el proyecto sancionado por considerar que apunta a resolver un grave problema que se sufre en la mayoría de las escuelas del país. Terminar con la violencia escolar es un desafío que debemos abordar para hacer realidad las promesas de un país próspero y desarrollado con sustento en una educación de calidad y respetuosa de las diferencias y de los derechos de todos.
No podemos quedarnos de brazos cruzados mientras los chicos sufren este tipo de agresión. Celebramos que el Congreso haya tomado cartas en el asunto sancionando una ley para poner fin a la discriminación y la violencia, sabiendo que es uno de los primeros paso de muchos en la lucha contra esté fenómeno.