Por: Ruben Ullúa
Como es de conocimiento y tal como lo hemos mencionado en las últimas columnas, los mercados financieros del mundo han sufrido caídas de importancia en lo poco que va del presente año y, en ese contexto, el oro ha sido de los pocos activos que muestran rendimiento positivo; actúa de algún modo como un instrumento de cobertura.
En efecto, en lo que va del 2016, el precio del oro ha pasado de niveles de 1.060 dólares por onza a niveles actuales de 1.110-1.120 dólares por onza, lo que representa un avance de poco más del cinco por ciento.
Si bien el rendimiento acumulado no es importante aún, el comportamiento practicado alienta las chances de afirmar que los mínimos de diciembre pasado en torno a los 1.046 dólares por onza hayan marcado un piso de consideración a todo el bear market del metal en fuerza desde los máximos históricos del año 2011, en torno a los 1.920 dólares por onza y que desde entonces se haya fortalecido un movimiento de recuperación parcial mayor a dicha baja previa.
Es verdad que el oro, a lo largo del pasado año, ha hecho varios intentos de marcar un piso a su bear market y ha fallado en todos los intentos de recuperación. Sin embargo, desde nuestras expectativas técnicas observamos que las instancias de mínimos alcanzadas en esta oportunidad, entre los 1.050-1.000 dólares por onza, representan una importante contención de la baja y dada la respuesta que han dado los precios desde esas instancias, bien podríamos considerar que esta vez el piso alcanzado, en mínimos de 1.046 dólares por onza, ha sido de importancia en vista a los próximos meses.
En efecto, la zona mencionada de 1.050-1.000 dólares por onza se encuentra representada por máximos previos alcanzados a comienzos del año 2008, pocos meses antes de que se desatara la crisis sub-prime y donde también se registran valores históricos del metal alcanzados en el año 1981. Técnicamente, esa zona, que en su oportunidad había sabido contener el bull market del metal, ahora pasa a ser candidata a contener el bear market de los últimos años, al menos de manera temporal.
En relación con lo propuesto, nuestra atención estará centrada en el escollo de 1.140-1.160 dólares por onza. Esperamos que los precios accedan de corto plazo hacia esas instancias. Finalmente, un movimiento de avance por encima de esa zona estará corroborando que el piso buscado para el oro se ha conseguido y que desde entonces un proceso de recuperación parcial mayor a la baja de los últimos años ha quedado habilitado. Ello sería con proyección 1.250 dólares por onza y más tarde hacia instancias de 1.380-1.400 dólares.
Como hemos mencionado en otra oportunidad, el año 2016 se muestra como un año de mucha volatilidad, donde no sólo serán importantes los rendimientos que se puedan obtener, detectando oportunidades de inversión, sino también buscando activos que sepan actuar como refugio al difícil contexto actual; sin lugar a dudas el oro se muestra como una alternativa.
Actualmente sólo en caso de que el metal falle en superar la zona de 1.140-1.160 dólares y ante ello los precios reviertan a la baja, perforando la zona de soporte clave en los 1.050-1.000 dólares, estaremos abortando esta lectura técnica actual alcista y, en tal caso, el metal quedará nuevamente vulnerable.