Por: Sergio Bergman
Hoy iba a venir el Fiscal Nisman al Congreso de la Nación a ampliar las pruebas, y a la mañana nos encontramos ante un hecho, además de trágico, por el que expresamos nuestra solidaridad con su familia y nuestro pesar por su muerte, un hecho de una gravedad institucional del que creo que los argentinos no tomamos todavía debida conciencia y frente al cual tenemos un compromiso, que es que si murió Nisman no mueran las pruebas. Es fundamental que su trabajo pueda prosperar en términos de lo que muchos ya habíamos denunciado sin contar con las pruebas que sí tenía el Fiscal: que el Memorándum con Irán era encubrimiento. Estábamos por acercarnos a la contundencia de lo que la Justicia independiente pudiera corroborar.
Todos sabemos que el único motivo por el cual Nisman pierde su vida está vinculado a la Causa AMIA. Es decir, no hay ni antecedentes ni otros motivos que puedan explicar sino la investigación de la AMIA; por lo tanto, Nisman es una víctima más. Y si bien, con la prudencia y la mesura de todos, se le está dando a la Justicia independiente, al peritaje y al ámbito institucional que dirima en qué circunstancias murió, sostenemos que suicidio por inducción o suicidado es matarlo.
Por otro lado, quiero recordar que las cintas del atentado a la Embajada de Israel y de la de sede de la AMIA desaparecieron. Desaparecieron pruebas. Por eso, tenemos el compromiso de seguir con esta investigación, porque si bien terminó la vida de Nisman trágicamente ayer, esto recién empieza por la gravedad de lo que implica. Porque más allá de si se suicidó o lo suicidaron, cosa que investigará la Justicia, lo que importa es la seria implicancia política, institucional de un Ejecutivo que hace una semana tenía que responder a la imputación de Nisman; y ahora tiene que explicar una muerte.
Falleció alguien que durante las últimas horas y semanas dio las pruebas de ir de frente, de tener el coraje y el valor de hablar, de presentarse, de no haberse intimidado, que anticipó que estaba siendo amenazado, y fue sugestivamente el día que iba a ampliar la información de sus pruebas en el Congreso de la Nación.
Primero, presionaron para que la reunión de la Comisión en el Congreso sea abierta y así no pueda por ley traer las pruebas. Cuando venía al Congreso con evidencias, apareció sin vida. El Fiscal está muerto, pero no la causa ni las pruebas. Que no desaparezcan.
Hoy la gente está consternada y de alguna manera shockeada, porque nadie puede comprar la hipótesis de un suicidio como si hubiera sido una decisión de esta persona; y mucho menos volver a comprar el relato, ahora adaptado a esta última tragedia. Así como la semana pasada explicaron que Nisman denunció para tapar el éxito de la temporada en Mar del Plata, ahora dicen que se suicidó porque no tenía pruebas y hoy tenía que venir al Congreso.
Nisman murió, pero no muere su denuncia. Nuestro dolor y repudio se traducirá en más memoria, verdad y justicia. Este es un tercer atentado en la Argentina, atentando porque nos quieren matar de miedo. Ante esto, renovamos en compromiso su lucha, que será a partir de hoy la de todos los argentinos.