Por: Tomás Bulat
La presidente CFK dijo ayer en la presentación de la nueva ley que regula el mercado de capitales que, según le dijo Recalde, “los argentinos viajan a Miami en las alas de los aviones” y si bien no es literalmente así, ya que sería un poco riesgoso, gran parte de los argentinos de clase media o alta viajaron o conocen a alguien que viajó a Miami en estos últimos dos años. Muchos de los que aún no lo hicieron seguramente ya compraron los pasajes para lo que queda del año o el año próximo.
Quienes tenemos de 40 años para arriba y vivimos en Argentina sabemos que después de una época de viajes “baratos” a Miami, se viene otra -bastante más larga- de vacaciones en Villa Gesell o Pinamar.
Inflación y retraso cambiario
Es bueno que desde el gobierno se reconozcan los problemas económicos. Finalmente la presidente dijo que la Argentina está cara en dólares. Es de suponer que ese reconocimiento sea el primer paso para tomar medidas que tiendan a revertir una situación que tiende a agravarse con el paso de los meses.
Si bien hay que notar que el ritmo de devaluación del peso oficial se aceleró, llegando en julio al 2,2%, no lo hizo en términos reales ya que la inflación estimada en el mismo mes es cercana al 3%. Resumiendo, hubo devaluación nominal pero revaluación real. Por lo tanto, Argentina es cada mes más cara en dólares y -para peor- es cada vez más cara medida en reales ya que Brasil devaluó su moneda un 15% en los últimos 90 días.
Resulta obvio que hasta las elecciones tendremos más de lo mismo. Más incentivos a consumir con cada vez más gasto público financiado con emisión monetaria. La mayor presión inflacionaria seguirá acumulándose mientras las reservas del BCRA continuarán cayendo. Además existen mayores, aunque no muy significativos, vencimientos de deuda en agosto y septiembre.
Es decir que a octubre llegaremos con más gente en las alas de los aviones, endeudándose en pesos a tasa fija a 12 o 18 meses y con ello comprando dólares a 6,55 (5,50 más un 20% de impuesto).
Los antecedentes de aviones llenos que van con valijas vacías y vuelven llenas terminan siempre más tarde o más temprano de forma abrupta. No estoy diciendo lo que va a pasar, estoy describiendo lo que pasó. Es solo un poco de historia.
De seguir así las reservas del Central estarán por debajo de los 35.000 millones de dólares a fin de octubre y la base monetaria arriba de los 350.000 millones de pesos. Todos sabemos, por conocimiento o por intuición que semejante desequilibrio no es sustentable en el tiempo, menos aún con una soja que baja de precio y se consolida para el año que viene en 450 dólares o menos.
Viva Gesell
Lo cierto es que el país invierte, crece y genera empleo cuando los argentinos de clase media veranean más en Gesell que en Miami y que en lugar de concentrarse en ver qué importar se concentra en ver qué exportar.
Los productores agropecuarios del interior que tienen como destino la exportación, ya no tienen más margen de rentabilidad. Para colmo Brasil amenaza con un despegue económico que nunca sucede y finalmente tuvo que empezar a devaluar el real y llegando 2,28.
Esa doble combinación (soja-Brasil) hace cada vez más costoso mantener artificialmente barato el dólar oficial. Por supuesto será estirado como es nuestra histórica costumbre hasta donde más se pueda. Pero, independientemente del resultado electoral, después de octubre cambios habrá que hacer. Mientras más postergadas las decisiones mayores será el impacto de la corrección después.
Viajar a Miami debería ser un lujo, no una habitualidad. Un café no puede costar más en Buenos Aires que en París o el cine más que en New York. Eso es un problema.
Por lo tanto, lo que para algunos puede resultar una buena noticia (viajar en las alas), no lo es para el futuro de la economía. Ya sabemos que hay que aprovechar a comprar pasajes en Aerolíneas y sobre todo ahora a New York que vamos directo desde diciembre. El subsidio para comprar autos importados baratos y para comprar pasajes al exterior no puede durar mucho más.
Después de octubre, un poco más temprano que tarde, diremos chau -por unos años- a Miami y le daremos la bienvenida a Villa Gesell.