Mascherano-Sabella vs.Grondona-Boudou

Walter Schmidt

La Copa Mundial de Futbol 2014 no sólo fue el escenario donde Argentina disputó la final y volvió a ubicarse entre los cuatro países mas poderosos de la Tierra. Detrás de toda la parafernalia futbolera, la Argentina quizás haya comenzado un largo partido donde en un tiempo se dirimirá qué tipo de país, con qué valores, queremos.

De manera inesperada, a medida que el seleccionado argentino fue atravesando cada partido, cada instancia, hasta instalarse en la final, los argentinos iban observando que en ese grupo de nombres rutilantes encabezados por el de Lionel Messi, había algo más que un equipo de fútbol: había lo que el país necesitaba, valores.

“Los valores, la forma de salir a jugar, el mensaje. Todo eso también se refleja en una final. Quizá no sea el resultado que uno espera, pero si le dejamos algo a la gente es porque hicimos las cosas bien”, afirmaba Mascherano, ese líder del seleccionado argentino cuyo ejemplo se multiplicó día a día en los medios, en las redes sociales, asemejándolo con San Martín o el Che Guevara, por sus valores de sacrificio, esfuerzo y humildad.

“Trabajo y humildad”, también los preferidos por Alejandro Sabella. Cuando a Mascherano lo consultaron por el DT, lo describió: “Trasmite valores. Eso seduce a cualquier futbolista, a cualquier persona. Detrás de un equipo hay trabajo, problemas, buenos y malos rendimientos o resultados, pero los valores dan confianza. Es una persona que no necesita de un grito para transmitir: lo hace desde el conocimiento. Es honesto, profesional, ubicado y preparado”. Teléfono para la dirigencia política.

¿Por qué en los últimos días la pasión por el fútbol se alimentó de los valores de Mascherano o de Sabella? Porque eso es lo que necesitamos los argentinos. Y los dirigentes y los políticos están y estuvieron muy lejos de haberlo puesto en práctica, al menos desde el retorno de la democracia hasta aquí.

Ese modelo de país, el de Mascherano y Sabella, comenzó a enfrentarse en este Mundial de Brasil a la Argentina que se aferra al desvalor de la corrupción o de la sospecha de corrupción, para no “herir susceptibilidades”: el modelo Grondona-Boudou estuvo presente en este certamen.

Con la previa del histórico procesamiento de un Vicepresidente de la Nación Argentina, como lo es Amado Boudou por la causa Ciccone, que en lugar de rendir cuentas ante el Congreso nacional se victimiza, otro alto representante del país paseó sus presuntos vínculos con hechos ilícitos por la Copa del Mundo: Julio Humberto Grondona.

¿Qué valores puede tener un personaje como Grondona que fue designado presidente de la AFA en plena dictadura militar, en 1979, por el represor Carlos Lacoste? ¿Qué moral puede ostentar alguien que hace 35 años ejerce el máximo cargo del fútbol argentino, inmerso en una crisis económica permanente, sin la familia en las canchas, donde no puede ir la hinchada visitante por la inseguridad, con muertes, barrabravas todopoderosos y negocios oscuros?

Grondona llegó a Brasil imputado por la Justicia, por el Fiscal Eduardo Taiano, por presuntas irregularidades en la administración de los fondos destinados al programa financiado por el gobierno de Cristina Fernández, Fútbol para Todos.

Por eso no extrañó a nadie que su nombre y el de su hijo, Humberto Grondona, técnico del equipo juvenil argentino, estuvieran envueltos en lo que se denominó la “Operación Jules Rimet”, la mafia que revendía entradas del Mundial que habían sido dadas por cortesía, a precios exorbitantes. El escándalo se destapó cuando muchos simpatizantes que pagaron precios altísimos mostraron que los tickets estaban a nombre, entre otros dirigentes de la FIFA, de Julio Grondona y su hijo Humberto.

La policía de Brasil calcula que unas las redes de reventa estaban destinadas a un selecto mercado negro que generaba ganancias de hasta US$ 408.000 por partido. Según la investigación, la organización hasta ahora obtuvo ingresos por más de US$ 100 millones.

Pero la red, obviamente, no sólo involucraría a Grondona sino también a su colega y amigo, titular de la FIFA, Joseph Blatter. La empresa a cargo de la venta de entradas del Mundial de Brasil es Match y uno de los accionistas es Philippe Blatter, sobrino del mandamás del fútbol mundial.

Pese al negocio millonario, a veces las explicaciones pecan de una ingenuidad inverosímil. Grondona hijo intentó explicar lo ocurrido: ”Le vendí algunas a un amigo de Argentina y él, a su vez, se las dio a otro amigo. Después, no sé qué hicieron con las entradas. Terminó en el mercado paralelo, acción que no estaría fuera de la ley”. ¿Por qué el hijo del presidente de la AFA vende entradas de cortesía en vez de donarlas? ¿A cuánto?

El homólogo de Grondona en Brasil, Ricardo Texeira, debió renunciar en 2012 a la presidencia de la Confederación Brasileña de Fútbol (la AFA de allá) y al Comité Organizador de la Copa del Mundo cuando se descubrió que había desviado fondos. ¿Pasará lo mismo con Grondona algún día?

Pero el escándalo de corrupción que involucra al titular de la AFA se dio en el marco de irregularidades mayores.

El Mundial de Brasil estuvo signado por sospechas de ilícitos a partir de costos muchísimo mayores a los previstos para la infraestructura.

El costo de construir el estadio Mané Garrincha de Brasilia, donde la Argentina le ganó a Bélgica 1 a 0 casi se triplicó a 900 millones de dólares en fondos públicos debido en buena medida a que se inflaron las sumas mediante facturas falsas, afirmaron los organismos de control del país vecino.

Los vínculos entre las firmas de la industria de la construcción y los políticos no hacen sino agravar las sospechas entre los brasileños de que la gran fiesta del fútbol está machada por la corrupción.

En un informe de 140 páginas sobre el estadio, los auditores del Tribunal de cuentas de Brasilia hallaron unos 275 millones de dólares en presuntos excesos de facturación.

“¿Hay corrupción en el Mundial? Por supuesto, no le quepa la menor duda”, expresó Gil Castelo Brando, fundador de Contas Abertas (Cuentas Claras), que postula mayor transparencia en los gastos del gobierno. “Donde hay dinero, hay corrupción. Y hoy por hoy en Brasil el dinero está en la Copa del Mundo”.

Brasil perdió en el Mundial el partido contra Alemania, que lo dejó fuera de carrera por un nuevo trofeo, pero también el partido contra la corrupción. La Argentina ¿ganará el partido de los valores de Mascherano-Sabella frente a los desvalores del modelo Grondona-Boudou? Falta mucho, pero al parecer, van ganando 1 a 0 los primeros.