¿Y Candela? ¿Y la Moto? ¿Y el nuevo Código Civil?

Yamil Santoro

Estoy de novio con una dama que está casada, separada, pero que no puede divorciarse por más que ambos están de acuerdo en hacerlo. ¿Por qué? Porque la legislación que hoy está vigente establece que para poder divorciarse de común acuerdo las personas deben esperar tres años desde el momento de haber dado el “sí”.

En pleno siglo XXI, donde más del 90% de los divorcios en nuestro país se dan de común acuerdo, resulta una carga absurda para las personas tener que ostentar el título de “casado” más allá de la fecha de vencimiento del amor.

Por esta razón, busqué qué fue del proyecto de reforma del Código Civil impulsado con bombos y platillos por la presidente Cristina Fernández de Kirchner y puesto en cabeza del juez Ricardo Lorenzetti. Si bien el anteproyecto generó bastante revuelo en la comunidad jurídica y presentaba un alarmante retroceso en materia de responsabilidad estatal entre otros defectos, debo reconocer que en cuestiones de familia la reforma ofrecía soluciones interesantes y necesarias.

En materia de divorcios, el nuevo código permite que las personas puedan casarse y divorciarse cuando quieran, sin tener que explicar demasiado y, fundamentalmente, desaparece el maldito plazo que sirve de “causal objetiva” para disolver jurídicamente el vínculo.

Sin embargo, el kirchnerismo ha cajoneado el proyecto de reforma del código civil. La comisión bicameral que debía dar dictamen acerca del proyecto y enviarlo a las cámaras para su tratamiento no se reúne desde abril de este año. Son Marcelo Fuentes y Diana Conti, ambos kirchneristas, quienes presiden la Comisión Bicameral para promover su tratamiento. Por lo que pude averiguar, parece que las elecciones, el nombramiento del Papa Francisco, la pelea con Lorenzetti y la objeción que varios miembros del bloque han emitido por lo bajo hicieron que el oficialismo desista, al menos temporalmente, de hacerlo.

¿Cómo puede ser que un proyecto que bien podría servir para mejorarle la vida a millones de argentinos, con el trabajo de cientos de juristas eximios, pase a un cajón así nomás? Esto es fruto del método kirchnerista de construcción política, donde la imposición ha superado al diálogo en todos los frentes y donde hasta un buen proyecto es capaz de naufragar por una posición cerrada.

La reforma es necesaria e imperiosa y hoy se ve trabada por las miserias del kirchnerismo. El Congreso Nacional que se conformará en diciembre tras los resultados de las elecciones de octubre deberá rápidamente tomar posesión del tema de la reforma y darle curso resolviendo las objeciones hasta hoy planteadas. Hay temas a mejorar pero debe avanzarse decididamente en pos de la reforma.

El kirchnerismo le ha fallado jurídica y políticamente al pueblo en este tema y no ha logrado tener lo que había que tener para darnos un sistema jurídico superador. Espero poder escribirles el año que viene contándoles que me puedo casar. Hasta entonces, seguirá siendo un amor sin papeles.