Enero 2016: desenredando la madeja K

Dardo Gasparre

En mi nota anterior sugería que el nuevo gobierno debía fijarse un objetivo de país a 4 años vista, y proponía que esa meta fuera la reinserción – o inserción – en el comercio mundial. (Cliquee aquí si la quiere leer, Señora.)

La meta parece poco ambiciosa. Sin embargo, si se aplicase, el concepto sería, en mi opinión, revolucionario.

Pero ahora vamos a  los temas que a usted lo angustian y que son de corto plazo, urgencia o terapia intensiva, como quiera llamarles.

Cepo cambiario 

Este punto se divide en dos. La prohibición  y paralización del mercado de divisas, y el nivel del tipo de cambio. Justamente para no tener que devaluar ni perder reservas se creó – inútil y lamentablemente – este sistema. Debo decir que desecho todo intento de usar el tipo de cambio como ancla inflacionaria, en especial ante el nivel de circulante falso que se ha generado, lo que inhabilitaría cualquier solución.

Parto de la premisa de la existencia de un Banco Central totalmente profesional e independiente de los poderes políticos.  Sin tal supuesto no tiene sentido elucubrar plan alguno.

Imagino una primera etapa de desdoblamiento del mercado, con efecto inmediato.  Implicaría la formación de un nuevo mercado totalmente libre, sin que el Banco Central compre o venda divisas en él, salvo situaciones marginales e instantáneas. 

En ese mercado se venderían todas las divisas que entrasen como inversión, préstamo, repatriación y cualquier otro concepto financiero, incluyendo divisas de ahorro. Se comprarían todas las divisas para turismo, pagos de tarjetas, remisión de dividendos, devolución de préstamos o capital y todo otro concepto financiero y no comercial.

Tal mercado sería en un comienzo un mercado sucio, es decir que debería haber una intervención del Central para alcanzar un tipo de cambio dentro de una cierta banda, hasta  que se lograse fluidez.  Sí se debe pensar que las empresas han venido demorando sus inversiones y otras operaciones ante la opción de tener que hacerlas a un tipo de cambio controlado y a todas luces absurdo. Ello preanuncia que se apresurarían a liquidar divisas en un mercado de estas características, lo que aseguraría una buena oferta.

Esta medida permite liberar de inmediato el cepo en los temas cruciales, y no tener que esperar medio año a arreglar otras situaciones para recién meter mano en un tema tan crucial y paralizante, que frena cualquier posible despegue.

Por supuesto que se requerirá un manejo profesional del BC para acompañar y modelar este mercado y  definir metas internas de tipo de cambio,  buscando un balance cero en su operatoria.

La medida aliviaría instantáneamente la presión sobre las reservas y sería además un mensaje muy potente a los inversores externos e internos en el sentido de que estaríamos marchando hacia un sistema sano y de libertad.  También generaría un flujo relevante de ingresos por los conceptos mencionados.

Este método no implicaría riesgos para las reservas, pero si se lo temiese, como plan B, deberíamos recurrir al auxilio del FMI, como veremos en el capítulo correspondiente, o del Club de París. No negarán su apoyo ante un plan serio.   

Nos queda el mercado de cambios que llamaremos comercial, de importaciones y exportaciones. Cualquier desdoblamiento plantea el problema de las expectativas, es decir de que los importadores acelerarán sus demandas de divisas antes de que se produzca la unificación que imaginan, y los exportadores retendrán sus ventas.

Estamos trabajando bajo algunos supuestos. Uno de ellos es que existe un plan serio y exhibible, el otro , es que se está ante una conducción profesional del Banco Central que tiene diversos formatos para enfrentar este problema. Ese profesionalismo supone la capacidad de escuchar y hablar con el mercado, persuadirlo y negociar con él.

También hay que aceptar que no habrá una salida perfecta del actual  mecanismo enfermo, para poder encontrar una solución.

Una posible salida es devaluar en este mercado a un tipo de cambio estimado intermedio. A valores de hoy supongamos 10 pesos para tender a una convergencia por descenso del financiero más que por suba del comercial.  Y aceptar los costos adicionales que eso producirá y que de todos modos son inevitables. Hay diversos mecanismos legales serios que permiten evitar una excesiva retención de divisas por parte del exportador, que tampoco está en una posición tan cómoda como para retener demasiado las liquidaciones.

Se pueden aplicar mecanismos compensatorios temporarios, como gravámenes o emisión de bonos en pesos ajustables para pagos de la diferencia de cambio a los exportadores, que pueden luego venderlos a los importadores que a su vez pueden usarlos para el pago de sus  compras, por el valor de la diferencia en la cotización.

Hay otros métodos que pueden utilizarse, todos con algún costo,  en mi opinión, ninguno tan caro como mantener el cepo, y además un tipo de cambio fuertemente atrasado.

En un par de pasos posteriores, se puede ir incorporando parte de este mercado al mercado libre, hasta su integración.

Más allá de nuestras declaraciones, a los argentinos, por muy economistas que seamos, nos asusta a libertad, de modo que adivino el miedo que despertará la idea de un mercado libre de cambios sin intervención del Banco Central. Ruego repasar mi nota anterior, como decía, a la derecha de la pantalla, Señor.

Sin embargo, prevemos que la medida per se provocará un instantáneo aumento de inversiones y de comercio exterior en ambos sentidos., y ya que si bien los costos de girar divisas serán mayores, la eliminación de restricciones empujará las operaciones hacia arriba.

Las industrias protegidas como la automotriz podrían sufrir con el encarecimiento de algunos productos, pero la sociedad no está en condiciones de reponerles el privilegiado nivel de ventas que le garantizó el kirchnerismo.

Por supuesto que estas medidas deberán ser acompañadas por un programa monetario adecuado con absorción de liquidez según sea necesario para neutralizar los efectos de los nuevos tipos de cambio, lo que actuará simultáneamente sobre la inflación.

No necesito decir el fenomenal impulso que será para el agro y las Pyme la existencia de un mercado libre de cambios, lo que conlleva una importante creación de empleo, clave para bajar el gasto público y no tener las calles con 10 veces más marginales que hoy.

En el fondo, El FONDO 

Con efecto inmediato, se debería restablecer una relación plena con el Fondo Monetario Internacional, en cumplimiento de nuestros compromisos con la institución y con el G-20. Un nuevo gobierno es un buen momento para recibir una auditoría que nos ponga de nuevo dentro del sistema y que muestre a los mercados nuestra intención de integrarnos plenamente al mundo civilizado.

Esta decisión también permitirá a acceder a créditos baratos contingentes y relativamente baratos, cuya sola posibilidad de obtención darán seguridad y credibilidad al paso cambiario que hemos descripto en el punto anterior.

A partir de ese momento, como un compromiso sagrado, el gobierno comenzará a decir la verdad en sus encuestas, estadísticas, presupuestos y demás cuentas públicas.  O sea, será un manejo económico serio, con todos los posibles errores que se puedan cometer, pero serio.

Otra vez socios del Club 

Como parte de la reinserción en el sistema financiero internacional, se deberán profundizar y consolidar las relaciones con el Club de París, que por la razón que fuere ya han mejorado notoriamente en los últimos meses. Esta cercanía será de gran utilidad frente a un mercado cambiario que tendrá alguna inestabilidad al principio y que puede requerir soporte.

Holdouts  (Siento no llamarles buitres pero los necesito)

Por supuesto que deberá resolverse el fallo Griesa.  Pagando por supuesto. No parece mala la idea de “juntar las cabezas” de todos los interesados sobre los que ese juzgado tenga intervención, y el Juez está ayudando a ese proceso con las medidas que viene tomando.

Habrá que negociar inteligentemente, con el contrapeso de saber que el fallo es en nuestra contra y no es posible seguir con el país parado por una especie de pulseada o cinchada.

Paralelamente se debería negociar con el resto de los holdouts que no tengan jurisdicción de la Corte Sur de NY, que es muy probable se avengan a los  términos de la negociación con los ganadores del juicio.

La resolución de este problema generará automáticamente una entrada de divisas no por nueva deuda sino por el alivio de los inversores y las empresas.

Siempre quedará luego la posibilidad de tomar deuda si se requiere para estabilizar las reservas.

Hasta aquí nuestras ideas para salir del cepo y empezar a limpiar el panorama de inserción en los mercados internacionales.  En la próxima nota veremos cómo hacer para no necesitar tomar deuda para financiar gastos, sino reservarla para obras de infraestructura.

Digiera esto, entretanto.  Piense que a usted le puede tocar ver algo que hace 80 años que no existe en Argentina: un tipo de cambio totalmente libre.