Por: Diego Rojas
La actualidad argentina se encuentra atravesada por la teatralidad, por un espíritu de la política marcado por la puesta en escena. La acción del Estado necesita reforzarse a través de las herramientas del drama, una muy sagaz manera de convencer -convertir, hipnotizar, fanatizar- a sus adeptos.
El último período ha sido prolífico en este tipo de manifestaciones. Desde la apelación constante a “Él” o la exhibición extendida del luto, pasando por las liturgias llevadas adelante en el sanatorio Austral -perteneciente a la orden católica ultramontana Opus Dei- en ocasión de la intervención quirúrgica de la presidenta, hasta la recepción de la fragata Libertad en Mar del Plata, el hecho teatral se convirtió en un factor dominante de la política kirchnerista. (Recuerdo la ansiedad desasosegada que cundió entre varios simpatizantes oficialistas antes de que se conocieran los resultados de la operación a la que había sido sometida la presidenta que los llevaba a intervenciones histriónicas que se replicaron, de manera extrema, entre los militantes que habían ido a rezar en los alrededores de la clínica, muchos de los cuales sucumbieron al llanto del alivio. Hay una expresión en inglés que caracteriza a los cultores de este tipo de escenas: se les dice “Drama Queen”).
El miércoles fue el día elegido para hacer un despliegue monumental de la puesta en escena kirchnerista. Ese día la fragata Libertad regresaría a la patria luego de su estadía embargada en la lejana nación africana de Ghana. Los fondos buitre habían urdido la maniobra para quedarse con esa embarcación propiedad del Estado argentino y el Tribunal del Mar había desestimado el intento por su flagrante ilegalidad. Por un pelo, la nación no había perdido uno de sus emblemas a manos de los especuladores financieros internacionales. Se decidió celebrar la accidentada recuperación de la fragata como si fuera la cereza del postre de una sostenida política antiimperialista. La presidenta -en medio de ejercicios acrobáticos de aviación, paracaidistas, paradas militares, rodeada de manifestantes de Unidos y Organizados, con el fondo de la fragata rediviva y con la ayuda de la música incidental de película épica de ciertas transmisiones televisivas- aludió a la consigna: “Patria sí, colonia no”. Sin embargo, en simultáneo, se reabría el canje a los mismos fondos buitre que habían embargado la fragata posibilitando que el sino especulativo de esos grupos parasitarios persista en la exacción del patrimonio de la Argentina. Todo esto pocos días después de anunciar la asociación con la multinacional imperialista Chevron para la explotación de los yacimientos petrolíferos de Vaca Muerta, revelando de ese modo el carácter ficticio de la “nacionalización” de YPF, que ha sido puesta otra vez en oferta a los referentes hidrocarburíferos del capitalismo internacional. Puestas en escena.
No toda puesta en escena de la Argentina kirchnerista tiene ese carácter monumental, aunque sí debe consignarse la gravedad de otro tipo de puestas en escena minimalistas. En el noreste del país, en Formosa y el Chaco específicamente, la etnia qom asiste al desangramiento de su comunidad. Con pequeños intervalos mueren hombres y mujeres qom en circunstancias tremendas. A la noticia del asesinato el domingo 6 de un niño de 12 años -desfigurado por los golpes, arrancado de su piel un tramo en el que se había tatuado una insignia qom- en Río Bermejito, Chaco, el jueves 10 se conoció la noticia de la muerte de Daniel Asajik, sobrino del líder qom Félix Díaz, en la Comunidad La Primavera, sita en Formosa. Su cuerpo había aparecido a lado de su motocicleta y voceros del gobierno aseguraron que se trató de un accidente. Sin embargo sus familiares cercanos aseguraron que los médicos habían diagnosticado fracturas en el cráneo provocadas por un fierro, probablemente oxidado. Podía parecer un accidente, pero la recurrencia de accidentes que en realidad son asesinatos mueven a los qom a desconfiar. Hace un mes solamente un gendarme embistió contra una moto en la que viajaba el referente qom de La Primavera Ricardo Coyipé, su esposa y su nieta Lila. Las dos mujeres murieron por el impacto. El gendarme arremetió a golpes, patadas e insultos contra Coyipé que yacía en el asfalto de la ruta. La Justicia liberó al gendarme porque se había tratado de un accidente. Un día después de la muerte del dirigente qom Roberto López en la represión ordenada por Gildo Insfrán en noviembre de 2010, en la localidad formoseña de Estanislao del Campo, un policía atropelló con su camioneta al delegado qom Mario López, que iba en una moto y terminó muerto. Lo mismo ocurrió en 2011 con Mártires López, dirigente qom del Chaco y militante del Partido Comunista Revolucionario, quien también, embestida su moto por una camioneta, falleció. El mismo Félix Díaz había sido víctima hace unos meses de un incidente similar, pero había podido esquivar a la camioneta, y sobrevivir. En la cotidianidad de los qom, los accidentes automovilísticos pueden funcionar como puestas en escena.
En un momento central del Hamlet de Shakespeare, el príncipe danés toma conciencia de los trazos de una intriga que lo circunda cuando, a través de una representación teatral, percibe los nexos que unen la ficción con su realidad. Cuando logra deconstruir esa puesta en escena, Hamlet, entonces, puede actuar. Desmontar las puestas en escena de la política de la era kirchnerista para tomar conciencia de las tareas que la realidad impone y, entonces, actuar es una necesidad insoslayable de la sociedad argentina.