Por: Diego Rojas
“Era imposible comprar un regalo, cualquier cosa, ni aunque fuera chiquita. No podíamos comprar nada con lo que ganábamos de sueldo por nuestro laburo. Por eso habíamos decidido hacer un boicot en las puertas de Chango Más, ya que desde hacía un mes estábamos haciendo un petitorio para que nos hicieran donaciones y no había respuestas. Decidimos ir a las puertas del supermercado pero el boicot devino en saqueo”. Así recordaba Catalina la jornada de saqueos ocurrida el 20 de diciembre último en Bariloche -y en todo el país- en una entrevista realizada por el colectivo feminista Casandra, de Río Negro, que se puede escuchar en acá. Catalina es miembro de la Cooperativa 1º de Mayo y fue detenida el 13 de enero, luego de atravesar un par de allanamientos en el hogar que habita en un barrio marginal de la turística ciudad de Bariloche, irrupciones de la Gendarmería en las que, según relata, “se llevaron la comida de nuestras casas: paquetes de fideos, latas de tomates, arroz, harina”. Aquel 13 de enero recibió una nueva visita de la Gendarmería que, bajo los cargos de robo doblemente agravado por extorsión y uso de armas no convencionales -en referencia a las piedras y las gomeras-, anunció su detención y la de su compañero, también militante de la organización, mientras eran separados de sus hijos de 2 y 11 años. Catalina había sido apresada junto a cuatro miembros más de la Cooperativa 1º de Mayo. La movilización política logró que este grupo fuera liberado la semana pasada. Sin embargo, quedan en Bariloche varios detenidos anónimos, desamparados.
No sólo en Bariloche. La periodista Clarisa Ercolano dio cuenta a principios de enero de las irregulares detenciones, traslados entre gallos y medianoche y quita de derechos constitucionales que sufrieron varios saqueadores del conurbano de la provincia de Buenos Aires, según plasmó en esta nota. ¿Cuántos de estos hombres y mujeres pertenecientes a los sectores más desamparados de la sociedad permanecen detenidos hoy en celdas precarias de comisarías bonaerenses?
No sólo bonaerenses. No debe olvidarse que en la provincia de Santa Fe, gobernada por el socialista Antonio Bonfatti, diversos hechos nunca aclarados durante los saqueos produjeron cuatro víctimas fatales. Es esa provincia hubo más de 100 detenciones.
“Entre las 498 detenciones que realizamos en las provincias afectadas, hemos detenido a muchos sindicalistas que tienen inserción territorial en los barrios, la mayoría camioneros -explicó este martes el secretario de Seguridad Sergio Berni en una entrevista realizada por Ernesto Tenembaum en su programa matinal de la FM Rock & Pop–. Hay gente detenida todavía”. Berni, el hombre que no duda en apelar a cualquier recurso (apariciones televisivas usando trajes antirradioactivos, arribos espectaculares en motos policiales, exhibición de su liderazgo a la hora de realizar apresamientos) con tal de ganar notoriedad mediática, estaba describiendo el modo en el que había traducido a la realidad la orden de la presidenta Cristina Fernández de que la Justicia imponga todo el peso de la ley en contra de los saqueadores: “Es muy injusto que quienes delinquen no tengan el consabido castigo”, había dicho la máxima mandataria por cadena nacional.
Sergio Berni obedecía esa orden. El secretario de Seguridad es un viejo conocido de los Kirchner. Ex militar y médico, había colaborado de un modo bastante indigno con los Kirchner mientras Néstor Carlos oficiaba como gobernador de la provincia de Santa Cruz. Durante la huelga con ocupación de los mineros de Río Turbio de 1994, Berni había simulado mostrar su solidaridad mediante el asesoramiento sanitario de los obreros mientras, en realidad, se ocupaba de hacer inteligencia acerca del estado de esa lucha. Según los participantes de ese conflicto laboral, Berni fue expulsado de la mina por decisión de una asamblea una vez conocidas sus verdaderas intenciones.
Una de sus primeras acciones como secretario del área fue el desalojo de un corte en la autopista Panamericana realizado por trabajadores desocupados de la Corriente Clasista y Combativa y Barrios de Pie que reclamaban subsidios para paliar su precaria situación de vida. Berni había comandado personalmente el operativo. Un operativo violento que culminó con la detención de más de 65 personas, entre los que se encontraban siete menores de edad. La acción se había realizado el jueves 30 de agosto de 2012 y fue dirigida personalmente por Berni, según se puede apreciar en los videos de la jornada. Ese día se conmemoraba el Día del Detenido Desaparecido. Berni decidió, sin que medie orden judicial, mantener presos a los piqueteros en el regimiento militar de Campo de Mayo, donde funcionó un cruento campo de concentración de la última dictadura que no dejó sobrevivientes. Así debutaba en su rol de perro guardián de la seguridad.
“Es la persona superior en la cadena de órdenes y con los superiores no se discute, sino que se los obedece”, declaró Berni este jueves en el programa “Lo malo de ser bueno”, que se emite por la radio La Once Diez, conducido por Diego Leuco. Se refería a la figura de Nilda Garré, ministra de Seguridad. Sin embargo, ésa no es la apreciación que se comenta en los pasillos de la cartera ministerial. Por el contrario, en esos ámbitos se infiere que Berni llegó para minar el poder de la ex funcionaria del gobierno de la Alianza bajo el mandato de De la Rúa. Garré había sido la promotora del Proyecto X, denominación del operativo de espionaje sobre los obreros fabriles de Zona Norte que cortaban la ruta Panamericana, y había ordenado la detención de militantes ferroviarios del Partido Obrero cuando sucedieron los desmanes en Constitución el 23 de diciembre de 2010. Garré, es recordado, había anunciado en una conferencia de prensa pruebas para determinar esas detenciones que jamás proporcionó. La Justicia debió liberar a esos activistas. Su proyecto “garantista” fracasaba. Berni llegó para, en los hechos, reemplazarla.
Uno de los sueños truncos del kirchnerismo fue la posibilidad de establecer una política progresista de seguridad cuando; encaramado en el poder, debe (y deberá) usar el poder represivo del Estado frente a las rebeliones que se realizan y que se avizoran. Berni ha practicado algunos ensayos. El último, durante los saqueos de diciembre, cuyos presos anónimos -presos políticos- deambulan todavía en celdas plagadas de incertidumbre.