Por: Diego Rojas
(Especial desde Formosa) – A pesar de que comienza junio, en Formosa las temperaturas todavía conservan cierta cercanía con el calor y el sol del mediodía sigue obligando a sus habitantes a dormir, costumbre inalienable, la siesta. Estos son hechos desde el principio de los tiempos en esta región que hoy, y desde hace 18 años, gobierna el kirchnerista Gildo Insfrán. Sin embargo, no todas las cosas tienen el sabor de la rutina en esta provincia al norte del norte del país.
El complejo Juan Pablo II, reducto de la Iglesia destinado a la realización de retiros y actividades educacionales para seminaristas y novicias, es el lugar donde se desarrolló la Cumbre Nacional de Pueblos y Organizaciones Indígenas, que reúne a decenas de delegaciones de comunidades aborígenes de distintos puntos del país. Superando dificultades geográficas y económicas, representaciones de Río Negro, Salta, Mendoza, San Juan, Chaco, Córdoba, Santa Fe, Salta y Buenos Aires –formadas por miembros de comunidades qom, pilagá, wichi, colla, mapuche, huarpe y mocoví- se hicieron presentes en el complejo ubicado en los límites de Formosa Capital. La primera jornada, temprano por la mañana, un móvil policial se apostó en la puerta del complejo y no dejaba ingresar a los primeros delegados, según denunció Félix Díaz, cacique de la comunidad qom La Primavera, que es desde hace un tiempo -más exactamente, desde que el gobierno nacional debió obedecer a la Corte Interamericana de Derechos Humanos y firmar, a través de la Secretaría de Derechos Humanos, un protocolo de seguridad para proteger la vida de los qom- objeto de una campaña de desprestigio por parte del gobierno de Insfrán, que intenta quebrarlo como referente de lucha en la provincia. El cacique también denunció que retenes en la ruta mandaban de vuelta a sus hogares a indígenas de comunidades de la provincia que no poseían documentos -¡cuando uno de los reclamos de las poblaciones aborígenes es la falta de entrega de documentos!-. La inusual actividad de retenes fue observada por este cronista y refrendada por los dichos de habitantes de suelo formoseño.
Sin embargo, el encuentro se realizó, no sin que antes organizaciones indígenas ligadas al gobierno y pertenecientes al Consejo Plurinacional se despegaran de la actividad formoseña bajo la admonición de la autoridad de la presidenta Cristina Fernández, quien -según el comunicado que hicieron circular- habría repudiado las represiones y asesinatos contra miembros de la comunidad qom ocurridos en Chaco y Formosa. Que se sepa, esos repudios no existieron y, por el contrario, la presidenta Fernández ubicó estratégicamente a su lado al eterno gobernador de Formosa -va por su quinto mandato- Gildo Insfrán.
El encuentro reunió al campo indígena disidente al gubernamental y, sobre todo, mostró una cohesión de hierro de las comunidades indígenas de Formosa detrás del liderazgo de Félix Díaz. Wichís, pilagás y qom de toda la región acudieron masivamente a contar sus historias de pobreza, lucha y desatención estatal, cuando no de muerte. La reunión culminará hoy miércoles con una movilización a la Casa de Gobierno formoseña a la que acudirán organizaciones de derechos humanos y políticas que se encuentran viajando desde Buenos Aires. Un hecho poco frecuente en la regimentada provincia de Gildo Insfrán.
De todas maneras, no hay que descartar que en medio de esa potente regimentación existen destellos de resistencia política, que van desde la actividad en solidaridad con los qom que desarrolló la juventud del Partido Obrero -que juntó firmas en la universidad estatal con el objeto de pedir a sus autoridades que terminen con el reclamo absurdo de unas tierras a la Comunidad Qom La Primavera y que provocó que una patota de la agrupación Línea Azul (insfranista) agrediera a golpes a los militantes trotskistas- o que la convención de la UCR, reunida este último fin de semana, declarara que “sobran los causales” para una intervención federal en la provincia, haciéndose eco de un proyecto de ley enviado por la diputada del PRO Laura Alonso. Con muy distintas intenciones y posicionamientos políticos, la movilización impulsada por agrupaciones estudiantiles o incluso aquel eco forman parte del campo de acción de la oposición a Insfrán, que aportará sus columnas en la movilización de hoy miércoles.
La “anomalía indígena”, ya sea por sus planteamientos que son contrarios a los fines agropecuarios y terratenientes que Insfrán plantea para el destino de las tierras formoseñas o por las enormes rebeliones con métodos de acción directa que cada tanto incendian la provincia, son intolerables para Gildo Insfrán, gobernador que la presidenta Fernández eligió exhibir a su lado el último 25 de mayo. Son puntales para que los opositores en la provincia apunten sus energías políticas contra el gobernador que, por su carácter autoritario y la estética de hierro con que se maneja, se asemeja a uno de esos autócratas de las monarquías absolutistas orientales, que hace tantos siglos quedaran obsoletas para el curso progresivo de la historia.