Por: Diego Rojas
Así lo revelan los documentos oficiales desclasificados que dan cuenta de los miembros del tristemente célebre Batallón 601 del Ejército. Héctor Mario Espina revistió en el organismo de los espías durante la dictadura. Su nombre y documento -concordantes con los de los decretos oficiales actuales que lo acreditan como Jefe de Gabinete del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación- lo señalan fehacientemente.
Es necesario recordar que el Batallón 601 es triste y famoso porque allí se organizaban a las tropas civiles que se infiltrarían en organismos sindicales, sociales y de derechos humanos durante la dictadura, y desde esos recintos señalarían a los activistas que pasarían a engrosas las filas de desaparecidos y detenidos durante el último gobierno militar. El listado desclasificado con los nombres de más de 5000 espías fue entregado personalmente por César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani en 2010 a la secretaría de Derechos Humanos, entonces regida por el fallecido Eduardo Luis Duhalde.
Milani en aquel entonces revestía como jefe de inteligencia del Ejército y su nombre mismo aparecía entre los espías del Batallón 601. Hoy está acusado ante la Justicia de haber participado en la desaparición de personas durante la dictadura y ha sido nombrado como jefe del Ejército por la presidenta Cristina Fernández.
Como se ve, Héctor Mario Espina no es el primer alto personaje del kirchnerismo que integró el Batallón. No sólo Milani, también así lo hizo el jefe de la UOCRA y sindicalista ultraK Gerardo Martínez, que formaba parte del Batallón 601, usaba el nombre de guerra Gabriel Antonio Mansilla y era elogiado en partes oficiales por los servicios prestados como buchón de los militares. ¿Qué rol cumplió Héctor Mario Espina, actual Jefe de Gabinete del ministerio que ordena los quehaceres del agro en el país?
Espina nació en 1956. Al comenzar la dictadura tenía 20 años. En los registros oficiales figura que en el Batallón 601 cumplía con el rol de “Apoyo y Proc.”, denominación usada para quienes brindaban cobertura en operaciones y se dedicaban al análisis de la información. Espina podría aducir que era muy joven cuando comenzó el Proceso que dejó un tendal de muertos y desaparecidos y que la Justicia denomina como “genocida”. La juventud no debería eximirlo: asesinos como Alfredo Astiz apenas le llevaba unos años y el investigado por desapariciones Milani tenía casi su misma edad.
La dictadura, un gobierno totalitario, había instalado espías en los más recónditos espacios, y para ello necesitaba agentes de todo tipo, edad, credo y color. ¿Participó el alto funcionario kirchnerista Héctor Mario Espina de operativos de señalamiento de opositores al régimen, de operativos de desaparición de personas? Si así no fuera, ¿cuál fue el rol que cumplió en el Batallón? Si sólo hubiera sido el del análisis de la información que proveían otros espías -un acto ilegal bajo un gobierno ilegítimo, de todas maneras-, ¿no debería informar qué tipo de información analizaba, explicar los mecanismos de los procedimientos realizados, señalar sobre qué grupos se focalizaban los espionajes y cómo era el organigrama para dilucidar cómo actuaba el aparato de inteligencia de la dictadura? Debería ser un deber moral de Espina, por lo menos.
Y exigir que Espina lo explique es, por lo menos, un deber moral y político del gobierno que se reclama como el garante de los “derechos humanos” debido al encarcelamiento de varios ejecutores de los delitos de último gobierno militar. ¿No debería el gobierno de la presidenta Fernández pedir explicaciones sobre su rol en el régimen dictatorial a Espina?
El jefe de gabinete de Agricultura es un hombre cercano a los Kirchner: en 2006 fue uno de los pocos funcionarios premiados por el gobierno que pudo comprar a precio vil terrenos en El Calafate, ciudad que la presidente califica como su “lugar en el mundo”. Ella misma y su fallecido esposo compraron terrenos a 7 pesos y medio el metro cuadrado.
¿Qué hizo Espina bajo la dictadura? Este cronista intentó comunicarse con el funcionario sin resultados positivos. Si no contesta estos interrogantes ante la prensa, Héctor Mario Espina debería responderlos ante la Justicia.