Por: Eliana Scialabba
Cristina Fernández de Kirchner parece haber encontrado un nuevo aliado en Vladimir Putin, no sólo en el plano político sino también económico.
El acercamiento entre ambos presidentes dio lugar a que esta semana empresarios y funcionarios rusos comiencen a negociar con el gobierno y el sector privado para llevar adelante proyectos de inversión en sectores estratégicos.
El principal interés de los rusos se concentra en el sector petrolero en general, y en especial en el yacimiento de Vaca Muerta, aunque también aprovecharon la misión para intentar llevar adelante acciones que potencien el intercambio comercial entre ambos países, el cual en 2013 fue de US$ 2.627 millones, y se espera llevar a US$ 5.000 millones el próximo año.
Respecto al financiamiento de los proyectos de inversión por parte de los rusos en sectores estratégicos, éstos podrían contar con recursos de Gazprombank, los cuales se canalizarían a través del Banco Nación y Provincia de Buenos Aires. Además de funcionarios rusos y Gazprombank, formaron parte de la misión empresas líderes en el sector de petróleo y gas, como OMZ, Uralmash, REP Holding, GPB Global Resources, Enex y Eriell Group.
Según información oficial, los enviados de Rusia buscan acordar con Argentina la producción de bienes de capital de manera conjunta ligados a la explotación de yacimientos no convencionales, motores y compresores. Desde la cartera de Industria además esperan impulsar la exportación de todos los eslabones de la cadena de producción de la industria del gas natural comprimido (GNC), en la que el país es líder mundial.
Este acercamiento tiene su origen en la decisión tomada por Rusia el 6 de agosto de dejar de importar alimentos y productos agrícolas desde los Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Australia, en represalia por las sanciones que le impusieron esos países ante la presunta intromisión del gobierno de Putin en el conflicto de Ucrania.
Este cierre de los mercados de Europa y Estados Unidos para las empresas y productos de Rusia ha sido potenciados por la caída del petróleo y están recordando la gran crisis financiera de 1998 y el impacto de 2008 /2009 en pleno desarrollo de la crisis mundial. Asimismo, generará un faltante de alimentos por US$ 20.000 millones, los cuales Rusia buscará compensar con compras a Argentina y otros países de América Latina.
Si bien desde el gigante ruso apuntan a la complementariedad del intercambio, buscan hacerse de alimentos por la imposibilidad de adquirirlos en otros mercados y entrar en sectores estratégicos de alto valor agregado y contenido tecnológico, como petróleo y gas, en el que tienen vasta experiencia. Nuevamente una relación asimétrica para nuestro país.
Parecen haber cambiado los nombres en las relaciones de explotación de principios del siglo pasado, pero no las mismas: a comienzos del siglo XX Inglaterra vendía productos manufacturados, especialmente ligados a transporte, a cambio de alimentos, mientras que a principios del nuevo siglo a China se suma Rusia, un emergente en busca de materias primas, el cual busca convertirse en un gran jugador en el sector energético.