Por: Eliana Scialabba
Si bien desde el Banco Central (BCRA) han dejado claro que se concentrarán en el manejo de los agregados monetarios con el objetivo de desacelerar la inflación —volviendo endógena la determinación del tipo de cambio—, no cabe duda de que esta estrategia está asestando un fuerte golpe a la competitividad cambiaria.
Según datos del BCRA, con un tipo de cambio nominal en torno a los 14 pesos, el valor real de la divisa volvió a niveles de finales del año pasado, con lo que perdió casi la mitad de la competitividad ganada en diciembre.
¿Por qué ocurre esto? Son varios los factores que explican este escenario, y hay que analizar sus tendencias para determinar si el atraso cambiario se consolida, o es sólo una cuestión transitoria:
1) La inflación continúa en ascenso luego de la unificación cambiaria y el ajuste de tarifas, o del “reacomodamiento de precios relativos”, como lo denominan desde el Gobierno.
2) El incremento de la oferta de divisas luego de la salida del default, con una demanda menos dinámica.
3) Las altas tasas de interés hacen más atractivos los activos nominados en pesos, lo que ameseta la demanda de dólares.
Los factores 2 y 3 determinan el descenso del tipo de cambio nominal. El excedente de dólares, explicado por su sobreoferta y la escasa demanda, debido a que las carteras se están pesificando por los altos rendimientos convalidados por el BCRA, llevó al dólar a valores de enero. En tanto, el factor 1 presiona aún más sobre el tipo de cambio medido en términos reales.
No obstante, todos estos factores son transitorios. En primer lugar, el BCRA se encuentra bajando la tasa de interés que paga por la Lebac a 35 días, la cual actúa como referencia, debido a que el dólar se encuentra “quieto” y la inflación “núcleo” (excluidos los incrementos que se dan una sola vez, ligados al aumento de tarifas) se está desacelerando. De esta forma, el tipo de cambio real, con precios subiendo más despacio, tendrá menos margen de apreciación.
Por otra parte, el ingreso de divisas es estacional, debido al excedente generado por el sector externo y la entrada por cuenta capital comenzará a disminuir en los próximos meses. Asimismo, la reducción de la tasa de interés comenzará, en algún momento, a presionar sobre la demanda de divisas (debido a que los agentes volverán a dolarizar sus carteras por los menores rendimientos en pesos), por lo que el tipo de cambio nominal retomará su tendencia alcista.
En este escenario, entonces, se espera un dólar “barato” hasta julio-agosto, el cual luego comenzará a subir, en línea con el resto de los precios. En tanto, una menor inflación contribuirá a detener el deterioro del poder de compra del tipo de cambio.