Por: Eliana Scialabba
En pocos días se llevarán a cabo las elecciones primarias en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) para definir cuáles serán los candidatos que competirán por quedarse con la jefatura de Gobierno que ejerce en la actualidad Mauricio Macri.
Este domingo habrá una gran oferta de candidatos de todos los espacios, cada uno de ellos con numerosas propuestas de campaña de diversos temas. Y si bien como ciudadanos nos afectan un sinnúmero de cuestiones, las relacionadas con el esfuerzo económico que debemos realizar para mantener en funcionamiento al Estado, nos impactan de manera significativa.
Hace unos meses se analizó en este mismo espacio el esfuerzo que realizan los agentes económicos para financiar al Estado Nacional y esta semana se hará lo propio desde el ámbito del Gobierno de la CABA para el período comprendido entre los años 2006 y 2015.
Debido a que es una de las principales jurisdicciones en cuanto a su importancia en generación de recursos tributarios, se verifica la alta correlación entre las variables que miden la recaudación nacional y la del Gobierno de la CABA. En tanto, la variable proxy del PBI a nivel nacional es el Producto Bruto Geográfico (PBG) de la citada jurisdicción.
Realizando las estimaciones en base a cifras oficiales, se observa que entre los años 2006 y 2014 la presión tributaria en la CABA se duplicó, pasando del 4,41% del PBG a 8,49% y se proyecta que en 2015 alcanzará el 9,5% de la producción de la Ciudad.
No obstante, durante los primeros años, si bien se verificó un incremento en la misma, la variación fue pequeña en comparación a los últimos tres años analizados, en los cuales la presión sobre los contribuyentes se expandió en más de un 1 punto porcentual del PBG por año. De esta forma, la duplicación de la participación de la recaudación en el PBG casi se duplicará entre 2012 y 2015, al pasar de 5,18% del PBG al 9,5% estimado para este año.
Por otra parte, se observa que sólo en dos años la variación respecto al año previo fue negativa: en 2008, que perdió una participación de 0,11 puntos del PBG y en 2010 que la caída alcanzó el 0,55%. En tanto, si bien en el resto de los años la variación anual fue positiva, recién a partir de 2011 la presión tributaria se acentuó, presentando su mayor expansión respecto al año previo en 2014, año en el que la participación fue 1,61 puntos por encima de la cifra alcanzada en 2013.
De esta forma, se observa que durante los primeros años analizados, el comportamiento cíclico de la producción y la recaudación mantenían estable la cantidad de días destinados a financiar al Gobierno de la CABA: mientras entre 2006 y 2008 se requería el equivalente a 16 días de trabajo, en 2012 la cifra llegaba a los 19, y en 2015 serán necesarios 35 días: más de un salario al año en concepto de impuestos a la Ciudad.
Esta fuerte expansión que se verificó durante los últimos años se explica por varias razones, entre ellas, el aumento de las valuaciones fiscales de los inmuebles llevadas adelante por el Gobierno Nacional con el fin de incrementar la recaudación de Bienes Personales, lo que generó una expansión de la base imponible de ABL. Por otra parte, la suba de la presión tributaria no solo se explica por los aumentos en las valuaciones fiscales sino también por la suba de alícuotas y el mayor alcance de los tributos a nuevos bienes y servicios.
En el contexto descripto se hace necesario que los ciudadanos comiencen a pensar cómo se conjuga esta recaudación fiscal con la prestación de diversos bienes y servicios estatales eficientes y precios razonables, ya que la presión tributaria es el precio que pagamos por dichos bienes y servicios. Y es más que claro que la eficiencia en la prestación de los bienes públicos en todos los niveles del Estado no se ha incrementado en la misma cuantía que los recursos destinados a tal fin.
En colaboración con José María Marquina