Por: Eliana Scialabba
Si bien desde el gobierno plantean que durante la “década ganada” se han implementado políticas económicas con el objetivo de diversificar de la matriz productiva, esto se ha quedado sólo en el plano discursivo, ya que cuando se analizan las cifras de comercio exterior se observa una doble concentración de las exportaciones, tanto en productos como en destinos.
Según cifras de Comtrade, entre 2000 y 2013 los envíos totales al exterior se incrementaron un 185%, mientras que los 10 principales productos de exportación se expandieron un 228%. Este mayor aumento de los principales productos destinados al resto del mundo provocó un alza de la concentración de estos en el total ya que, mientras en 2000 representaban el 44,9% de las ventas externas, en 2013 llegaron al 51,7% del total.
Desagregando la información se verifica la existencia de dos grandes grupos de productos que concentran la mayor proporción de las exportaciones: por un lado los producidos por el tradicional sector agropecuario, y por otro los correspondientes al sector automotor, el cual adquiere relevancia debido a los incentivos y la protección gubernamental.
El sector agropecuario siempre ha caracterizado el devenir económico del país, “atando” al crecimiento económico a los vaivenes de los precios de las materias primas. Prueba de ello se destaca que durante los últimos 13 años, el 47% de los bienes exportados correspondieron al sector agro-ganadero, y dentro de ellos, el 62,5% al agrícola.
Asimismo, analizando las cifras anuales es posible mostrar la primarización que ha sufrido la economía durante el mismo período. En 2013 las ventas de soja (y sus derivados) y maíz representaron el 33,2% de las exportaciones, es decir que por cada peso vendido al resto del mundo, uno correspondió a soja o maíz; mientras que este mismo grupo de productos no alcanzaban a ser la quinta parte de los envíos al exterior en el año 2000, ya que representaban 19,3% de las ventas (si se agregan trigo y girasol que hoy en día no se entre los primeros productos de exportación, el peso del sector alcanzaba el 26,1% de las exportaciones).
Por otra parte, la industria automotriz ha presentado un fuerte aumento en la participación en las exportaciones, aunque al igual que el sector agropecuario presenta una gran dependencia a las condiciones externas.
A fin de ilustrar el creciente peso de esta industria, en 2013 las ventas de este sector al exterior representaron el 12,9% del total, mientras que en 2000 alcanzaban sólo el 5%. No obstante, debido a condiciones tanto internas como externas, en 2014 el sector presentó una caída de la producción del 22%, atribuida – en parte importante – a la caída de la demanda de Brasil, principal destino de las exportaciones.
De esta forma, presentados los principales productos de exportación queda también determinada la concentración de los destinos. Mientras que los productos primarios, en especial la soja, tienen como principal destino China, los correspondientes a la industria automotriz se destinan casi en su totalidad a Brasil.
Desde el punto de vista de China, si bien puede ser un aliado ideal para un país que requiere inversiones extranjeras para el desarrollo de sectores estratégicos, debe generarse un “contrapeso” para que las relaciones económicas, políticas y comerciales no sean tan asimétricas.
En tanto, Brasil es el principal socio comercial en nuestra propia región, y si bien ha demostrado pertenecer al selecto grupo de las grandes economías emergentes (BRICS), durante los últimos tiempos ha presentado dificultades para mantener el dinamismo adquirido en los años anteriores.
De esta forma, la concentración de las exportaciones no solo se verifica en los productos sino también a nivel de nuestros principales socios comerciales, los cuales influyen fuertemente en la determinación de los ciclos económicos.
Este último punto se observa en el desempeño económico actual en el cual se verifica la caída del valor de las exportaciones debido tanto a la reducción de los precios internacionales como por la contracción de cantidades explicadas por la ralentización de la economía china y brasileña, lo cual empeora el ya complicado panorama fiscal y comercial.
Por lo tanto, y a modo de conclusión, si bien ningún país está exento de los vaivenes de los mercados internacionales, existen amplios beneficios para aquellas economías que encuentran un balance justo en la “diversificación”, concepto que en nuestro país sólo ha sido utilizado en el discurso.