Por: Eliana Scialabba
Esta semana el dólar en el mercado informal volvió a romper la barrera de los $/US$ 15, para acumular una depreciación del 11,3 % en lo que va de julio. De esta forma, con un cambio oficial virtualmente “planchado” en $/US$ 9,16, la brecha entre ambas cotizaciones se disparó al 64 %, contra el 40 % que mostraba a inicio de junio.
Si bien desde el oficialismo el discurso es que “la patria está siendo atacada por un golpe de mercado”, basta observar los últimos eventos que dieron lugar a la suba de la divisa en el mercado paralelo, que tienen en común la continuidad de las restricciones cuantitativas, en algunos casos llevadas hasta el extremo de la prohibición de operatoria con activos financieros.
Sumado a la volatilidad cambiaria de los períodos preelectorales, los controles ordenados por Axel Kicillof sobre la city no hicieron más que presionar sobre la cotización: es muy sabido que cuando algo se prohíbe, automáticamente se transforma en más deseado, y el dólar no es la excepción a la regla.
Analizando otros eventos puntuales, el anuncio de que Daniel Scioli compartiría la fórmula presidencial del Frente para la Victoria con el ultrakirchnerista Carlos Zannini envió al mercado el mensaje de “Scioli al gobierno, Zannini al poder”. De esta forma, se percibe que los cambios y los ajustes pretendidos por el mercado no solo deberán esperar, sino que hasta existe el temor de que los controles se profundicen.
Esta noticia provocó una suba de la cotización en el mercado informal, y también en otras, como el “contado con liqui”, una operatoria formal que consiste en intercambio de activos financieros entre dos privados (se compran con pesos bonos nominados en dólares o acciones que también cotizan en el exterior, y se venden en Wall Street en moneda estadounidense), la cual el Gobierno desea penalizar.
A mediados de este mes, la presión del Gobierno al dólar llegó a la Corte Suprema, luego de que la cotización del “contado con liqui” superara los $/US$ 13. En su ofensiva sobre el mercado financiero, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), a cargo del fiscal general Carlos Gonella, presentó un recurso ante la Corte Suprema de Justicia para que declare la ilegalidad de la operatoria.
El embate del Gobierno al “contado con liqui” se debe a que mueve mucho mayor volumen de dinero que el blue, ya que es la operatoria (hasta ahora) legal de obtener dólares, no solo para los grandes inversores, sino también para los importadores que deben saldar sus deudas. Además, es la señal de aceleración de dolarización de carteras del mercado, por lo que también es referencia para la fijación de la cotización de la divisa en el mercado informal.
No obstante, si bien la suba del dólar tiene un fuerte componente de expectativas, estas se originan en los desequilibrios macroeconómicos que se han ido profundizando durante los últimos meses.
Con la emisión monetaria aumentando por encima del 30 % para financiar el creciente déficit fiscal que presiona sobre los precios, el tipo de cambio se atrasa cada vez más en términos reales, ubicándose en niveles similares a la salida de la convertibilidad, lo que alimenta las expectativas de devaluación luego de las elecciones.
Asimismo, el 3 de octubre vence el Boden 2015. Su cancelación por poco más de 6000 millones de dólares presionará sobre las reservas internacionales a la baja, las cuales podrían disminuir entre 3000 y 4000 millones de dólares. De esta forma, el tipo de cambio de “cobertura”, que se ubicó a fines de junio en $/US$ 14,40 (y a mediados de julio por encima de los $/US$ 15), incrementará su valor debido tanto a la fuerte aumento del dinero emitido como a la reducción del stock de reservas.
Y si bien durante la última jornada el dólar blue se ubicaba en los $/US$ 14,70, abandonando la escalada de los últimos días, el retroceso se explicó por nuevas intervenciones estatales: luego de que el dólar paralelo alcanzara su máximo, la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses) salió a vender bonos en dólares (Bonar 17 y Bonar 24) para bajar el precio del “contado con liqui” (y por lo tanto, del blue) e intensificó los controles sobre las cuevas.
Si bien esta intervención pudo aquietar un poco al mercado, la volatilidad del mercado cambiario seguirá incrementándose a medida que nos acerquemos más a las elecciones.
Los desequilibrios macroeconómicos acumulados, en general, y la desmedida impresión de dinero sin respaldo (con una notable caída de la demanda monetaria), en particular, han destruido el valor de la moneda doméstica. En este escenario, no es extraño que los agentes busquen refugiarse a cualquier precio en una moneda fuerte, ante una muy probable continuidad.