Por: Gabriel Solano
Quienes reclamaban que era necesario cerrar la grieta seguramente no imaginaron que esa tarea vendría a cumplirla el estudio jurídico Mossack Fonseca, centro de las revelaciones sobre las empresas offshore en Panamá.
Sucede que la investigación del consorcio de periodistas que accedió a la información interna del citado estudio jurídico puso en evidencia que la creación de empresas offshore en paraísos fiscales constituye una práctica que alcanza por igual a macristas y kirchneristas. Mossack Fonseca fue el encargado de crear las sociedades offshore del presidente Mauricio Macri y de su ministro de Hacienda en la ciudad de Buenos Aires durante 8 años y hoy intendente de Lanús, Nicolás Grindetti, como así también del empresario k Lázaro Báez y del secretario privado de Néstor y Cristina Kirchner, Daniel Muñoz.
Constituiría un error, o más exactamente un acto de encubrimiento, atribuir esta convergencia a una mera casualidad. La creación de sociedades offshore es una política que alcanza al conjunto de la clase capitalista, para la que gobernaron los Kirchner y hoy gobierna Mauricio Macri. Mediante esta modalidad los principales grupos empresarios no sólo evadieron el pago de impuestos, sino que fugaron de la Argentina 400 mil millones de dólares, casi un PBI entero, o dos veces la deuda pública.
Una parte considerable de esos capitales fugados reingresaron al país bajo la forma de la compra de títulos de la deuda pública. A esta práctica habría recurrido incluso Lázaro Báez, aunque el listado no se limita a él, sino que agrega a lo más granado de la burguesía nacional. De este modo, la clase capitalista argentina se transformó en la principal tenedora de deuda externa, o sea, en acreedora del país. El pago de casi doscientos mil millones de dólares durante la llamada “década ganada” en concepto de deuda han ido a engrosar los beneficios de esta clase antinacional.
Otra parte de la plata fugada ha sido el resultado de los sobreprecios pagados por la llamada “obra pública”, que Lázaro Báez se encargó de llevar adelante asociado, entre otros, con Angelo Calcaterra, primo hermano de Mauricio Macri y titular de la empresa IECSA, fundada por Franco Macri. La grieta también fue cerrada por la Cámara de la Construcción.
El pago de esta deuda nos ha llevado a un vaciamiento financiero del país, de la cual se vale el Gobierno de Macri para presentar al pacto con los fondos buitre como inevitable. La nueva deuda que se colocará, que empezará por doce mil millones de dólares pero podría rápidamente triplicar ese monto, será para hacer frente a la deuda contraída por la administración anterior. Por eso no es casual que los gobernadores, los senadores y parte de los diputados del Frente para la Victoria le hayan dado el apoyo a Macri para pactar con los fondos buitre.
Cuando el Partido Obrero y el Frente de Izquierda plantean la necesidad de investigar la deuda (pública y externa), apuntamos justamente a que se ponga en evidencia ante el conjunto del pueblo el tamaño del saqueo del país que ha sido ejecutado sistemáticamente por la clase capitalista local en alianza con los grandes bancos internacionales. No debe sorprender que el Congreso que rechazó este reclamo haya sido el mismo que votó favorablemente el pacto buitre.
La imputación judicial del actual presidente de la nación Mauricio Macri y de la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner muestran que la corruptela política es la consecuencia necesaria de quienes gobiernan en función de intereses de los vaciadores y los lavadores de capitales.
La grieta que se cerró en Panamá abre la verdadera grieta que cruza al país entero: entre un pueblo que debe sufrir todo tipo de privaciones, y los capitalistas y sus Gobiernos, que se la llevan en pala.