Por: José Luis Orihuela
El anuncio de Google de que a partir del 1 de julio de 2013 suspende el servicio de su lector de fuentes RSS Google Reader ha generado críticas encendidas (Google y el desprecio a sus usuarios), peticiones (Google: Please Don’t Kill Google Reader!) y tutoriales (El método para exportar tus suscripciones y alternativas a Google Reader).
Lanzado a comienzos de octubre de 2005, Google Reader se convirtió enseguida en el lector de fuentes RSS favorito de los blogueros, investigadores y periodistas, quienes no dudamos mucho tiempo en dejar de lado nuestra preferencia por Bloglines.
En los últimos años, las redes sociales y muy especialmente Twitter han ido erosionando la funcionalidad de los lectores de feeds: nuestros amigos se han convertido en un sistema social de filtrado distribuido de información por lo que tenemos la confianza de que si algo es relevante para nosotros nos va a llegar a través de ellos.
Google mantiene su estrategia de concentrarse en cada vez menos productos, en aquellos que pueda rentabilizar de manera clara , que no le supongan nuevos conflictos con los editores de medios y fuerza a su base de usuarios intensivos a trasladarse a Google Plus, su única apuesta social en pie tras los fracasos de Orkut, Buzz y Wave.
En el camino quedo otro nicho de usuarios que pierde su herramienta favorita, como hace poco ocurrió con Posterous, y como volverá a ocurrir más pronto que tarde con cualquier otra.
Estamos construyendo nuestras identidades y nuestra cultura digital sobre plataformas mucho más frágiles de lo que parece. La batalla entre Google, Facebook y Twitter por el control de la internet social, seguirá llevándose por delante servicios poco rentables y sometiendo a sus usuarios a nuevas migraciones.