Por: José Luis Orihuela
Siempre me ha llamado la atención el empeño de las grandes empresas “tecnológicas” en no ser encuadradas como empresas “de medios” (media companies).
El posicionamiento estratégico de los nuevos jugadores en el escenario de la comunicación, a diferencia del de los jugadores tradicionales (prensa, radio, televisión), no se asienta sobre la tecnología que hace posible la distribución de la información, sino sobre la actividad de los usuarios.
Para Google se trata del acceso y la utilidad: “el objetivo de Google consiste en organizar la información del mundo y hacerla accesible y útil de manera universal”, para Facebook es el compartir: “la misión de Facebook es dar a la gente el poder de compartir y hacer del mundo un lugar más abierto y conectado”, y para Twitter es conectar al usuario con lo que le interesa en cada momento: “el modo más rápido y simple de estar cerca de todo lo que te importa”.
Precisamente, la actividad de los usuarios en cada una de esas plataformas es lo que genera valor para ellas: cuanto más las usan y más se conectan mejor funcionan. Los usuarios no sólo generan el contenido de los nuevos medios, sino que operan como filtros del contenido de todos los medios.
Suele decirse que si pagas eres el comprador, pero si es gratis, eres el producto. Los nuevos jugadores han encontrado un terreno tan grande con el “contenido generado por los usuarios” y han convertido a sus plataformas en escaparates tan indispensables (también para el contenido de los viejos medios) que han cambiado las reglas del juego para siempre.
Hoy, el medio es el contenido y la comunidad. El mensaje para los medios de ayer: el negocio no es la tecnología.