La Bolsa deshace su apuesta por la devaluación inminente

Juan Gasalla

La negativa a devaluar hecha explícita por el nuevo presidente del Banco Central cambió la perspectiva de los inversores bursátiles. En sus encuentros con banqueros, Alejandro Vanoli manifestó de “manera terminante” que no dejará escapar al dólar oficial y la repercusión en los mercados financieros fue inmediata.

En el transcurso de octubre, luego de la salida de Juan Carlos Fábrega del BCRA y la llegada de un funcionario que ya mostró su propensión por los controles desde la Comisión Nacional de Valores, las posiciones vendedoras llevaron a una baja del 18,7% promedio para las acciones del Merval de la Bolsa de Comercio. Está claro que desactivada la apuesta por una pronta devaluación del peso, el 132% que había acumulado como ganancia promedio el panel líder, cuatro veces más que la inflación real, había perdido fundamento en el corto plazo.

En el exterior también quedó bajo observación el valor de los títulos argentinos. En Wall Street, la acción de YPF, la más representativa para determinar cómo se pondera la valuación los activos nacionales, perdió en el transcurso del mes un 14,9% en dólares (de u$s36,99 a u$s31,46). Grupo Financiero Galicia restó un 18,3% en las siete jornadas operativas de octubre.

A la vez, otras maniobras oficiales, como el pedido a las aseguradoras para que liquiden bonos en dólares, permitieron aplacar aún más el “contado con liquidación”, la variante para acceder a dólares a través de la compra de activos en pesos en la plaza local para venderlos en el exterior a cambio de divisas.

El “contado con liqui” recortó un 10%, de los $14,93 en los que terminó septiembre a los actuales 13,43 pesos. En el mismo sentido, el dólar marginal cedió 5,7% desde que asumió en Vanoli en el Central, de 15,72 a 14,83 pesos. El funcionario fue quien había cuestionado la difusión de esta cotización “como si se publicara el precio de la cocaína”.

Por ahora, la disuasión fue más eficaz que apelar a una reforma de la ley penal cambiaria para modificar la tipificación que pesa sobre el mercado negro de divisas y así desterrar las “cuevas”. Rebajarla a delito correccional posibilitará que las fuerzas públicas actúen ante la evidencia de estas operaciones cambiarias sin la autorización previa de los organismos públicos. Apenas se reiteraron las inspecciones de la AFIP y Gendarmería en el microcentro para dispersar por un tiempo a los “arbolitos” y desalentar las ventas.

Sin embargo, estas iniciativas apenas distienden la plaza financiera en el corto plazo. La liquidación de bonos en dólares en la cartera de organismos oficiales como la ANSeS o en la de inversores institucionales como las aseguradoras no puede sostenerse en el tiempo. Por el contrario, los desfinancian, al reducir su exposición a activos dolarizados de la misma forma que se resquebraja el patrimonio del BCRA al perder reservas internacionales a cambio de títulos de menor calidad o, directamente, de pesos.

El horizonte hacia 2015 contempla la persistencia del “desacato” dictado por el juez Griesa en EEUU, el impago a los holdouts y la profundización del “default” selectivo con los acreedores reestructurados. El 30 de octubre vencerá el período de gracia por el incumplimiento de intereses de bonos Par bajo legislación extranjera, que se sumará al de los Discount el pasado 30 de julio. La posibilidad de detonar una “aceleración” de la deuda que ingresó a los canjes de 2005 y 2010 será cada vez mayor, cuando se avecina un cierre de año con un pronunciado faltante de dólares.

Ese es un problema significativo para Vanoli, pues el Gobierno mantiene el foco en la salida de divisas del país y no trabaja en alternativas para que ingresen: las reservas del Banco Central perdieron unos u$s400 millones desde que comenzó el mes. Por debajo de los u$s28.000 millones, los activos internacionales del BCRA siguen en disminución aún con el diferimiento de los pagos de deuda. Al mismo tiempo, los argentinos “fugan” sistema financiero local unos u$s224.000 millones que por sí solos permitirían pagar toda la deuda pública. Con que una cuarta parte de estos fondos reingresara como inversiones y depósitos, podrían recomponerse las reservas a niveles récord de 2011, reactivar la actividad económica y cumplir con los vencimientos sin sobresaltos.