Por: Leandro Querido
Transparencia Electoral realizó una investigación sobre los partidos políticos argentinos de alcance nacional y sus vínculos con internet en un trabajo más amplio que tiene que ver con la evaluación de los portales de los partidos políticos de América Latina.
En la actualidad, un partido político sin presencia en las redes se pierde de mucho. Las sociedades cambian y los electorados se renuevan. No acompañar este movimiento representa un costo elevado para todo partido que busca alcanzar el poder.
Hay ejemplos de portales de partidos políticos que se han adelantado al resto. Que han asumido los interesantes riesgos que implica la comunicación. Recrear una comunidad de diálogo hacia adentro de la organización y en forma paralela hacia afuera es un objetivo que pocos han logrado. Podemos poner el ejemplo de dos partidos que, si bien desde el punto de vista ideológico son distintos, han llegado a ese objetivo de una manera exitosa. El Frente Amplio en el Uruguay es uno de ellos, el otro es el Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México.
En Argentina el atraso es notorio si tomamos en cuenta que el Frente para la Victoria, que gobernó los últimos doce años, no tiene portal. Además, la precaria institucionalidad del Partido Justicialista no sólo se advertía en la inexistente vida interna, sino también en este pequeño gran detalle de no contar con una web actualizada. Cabe aclarar que los dos ejemplos de América Latina mencionados son partidos de gobierno.
Contar con 42 partidos políticos a nivel nacional no parece arrojar como saldo una alta calidad en la representación; por el contrario, da cuenta de un déficit. Así lo deja en evidencia la realidad de las dos democracias más grandes de América Latina. México, con 122 millones de habitantes, tiene sólo nueve partidos nacionales reconocidos. Brasil, con casi cuatro veces más electores que nuestro país, cuenta con menos partidos que nosotros.
Esta dispersión de partidos se traduce en su relación con internet. Así lo refleja el estudio de Transparencia Electoral. Aunque parezca increíble, el 15% de los partidos nacionales que han participado de la última elección no tienen página web. El 32% de los partidos que tienen web no responden a solicitudes en línea.
Un dato positivo es que el 96% de los portales que funcionan produce información propia, sin embargo, el titular del partido no aprovecha esta plataforma para dirigirse a sus afiliados ni a la sociedad en general. El 62% no lo hace.
Una información que resulta llamativa es que mientras en el debate público la problemática de género está presente, el 76% de los portales no cuenta con una sección dedicada a estas cuestiones.
En cuanto a redes sociales, los partidos políticos con web en funcionamiento tienen presencia en Facebook en un 77%, en cambio, en Twitter baja al 53% y solamente cuenta con un canal en YouTube el 35 por ciento.
El PRO lidera Facebook y Twitter. Este partido en Facebook cuenta con 511 mil “me gusta”, lo sigue Generación para un Encuentro Nacional (GEN) con 220 mil, la Unión Cívica Radical (UCR) con 73 mil y el Partido Obrero (PO) con 49 mil. En Twitter se producen algunos cambios, aunque sigue liderando el PRO con 134 mil seguidores, lo sigue el Movimiento Al Socialismo (MAS) con 41 mil, la UCR con 38 mil y el PO con 18 mil.
En definitiva, falta mucho camino por recorrer. Los partidos políticos deben abrirse al desafío que les plantea el nuevo electorado. Hay portales con muy buena información, como el del Partido Socialista (PS); también hay propuestas innovadoras, como la web del PRO o como el trabajo que realiza el grupo UCR Innova en el centenario Partido Radical.
Un partido político se diferencia de un sello de goma, entre otros aspectos, en estas cuestiones. Lo que antes era un portal institucional ahora debe ser asumido como una plataforma de comunicación interactiva que produzca información propia de manera permanente y actualizada, que integre a las redes sociales y que logre recibir y responder los mensajes de sus seguidores y de la ciudadanía en general. El concepto de gobierno abierto debe recalar en las organizaciones partidarias. La reforma electoral es una gran oportunidad para construir partidos políticos abiertos.
En la era de la personalización de la política, el desafío pasa por dotar de personalidad a las organizaciones partidarias. Las nuevas organizaciones partidarias deberían funcionar como un gran grupo de WhatsApp. El partido que se no adapte a este proceso de cambio quedará al margen. Será incapaz de representar al nuevo electorado y sentirá, cuando vaya en busca de los votos, que “le faltará el terreno bajo los pies”, figura expresada por Antonio Gramsci que resume su preciso análisis sobre la crisis de esos príncipes modernos llamados partidos políticos.