Por: Luis Secco
En las últimas semanas, el Ministro de Economía, Axel Kicillof, ha dado sus puntos de vista sobre varios aspectos de la situación económica argentina, a través de numerosas entrevistas. Vale la pena que nos ocupemos de algunos de ellos (el orden no implica relevancia).
Holdouts
“La oferta nuestra es la misma de 2010, en que ofrecimos lo mismo de 2005. Los discount, con una quita del 65 %. Ofrecemos a cambio un discount como si hubiera entrado al canje en 2005, con intereses capitalizados durante todo el periodo y estamos dispuestos a ofrecer también el cupón PBI desde el primer canje, capitalizado… Son 6500 millones de dólares en total para el 7,4 % que no entró al canje.” (El Destape, 3 de enero 2015).
“Así como toda la cuestión de los buitres no tuvo un efecto en el costo del financiamiento para la Argentina, porque los bonos siguen valiendo lo mismo, tampoco estoy seguro de que ir y arreglar en el juzgado de Griesa le traiga algún bien al país.” (Ámbito Financiero, 5 de enero 2015)
“Los buitres de afuera y sus secuaces internos decían que la cláusula RUFO era una excusa para no pagar. Pagar bajo RUFO era voltear el canje.” (vía @Kicillofok, 7 de enero 2015)
El gobierno insiste entonces en ofrecer el canje 2010 a los holdouts. Ofrecimiento que fue rechazado oportunamente tanto públicamente como en sede judicial. Está claro que, si esa es la oferta final, estamos en la misma situación que antes de que venciera la cláusula RUFO.
Asimismo, y aún más importante, tal como surge de los dichos del ministro, el gobierno duda de los beneficios de alcanzar un acuerdo y, por ende, todo lo que hace o deja de hacer puede interpretarse como una excusa, una estrategia para no acordar o al menos para demorar todo lo posible un eventual acuerdo.
Si bien no compartimos el optimismo exultante de los que sostienen que un acuerdo gatillaría una “lluvia de dólares”, que haría posible que la economía crezca a una tasa razonable este año, (como tampoco compartíamos el optimismo que existía hace varias semanas en cuanto a un arreglo seguro con los holdouts a principios de 2015), está claro que el ministro no puede sostener que la falta de acuerdo con los holdouts y el default de la deuda corriente bajo legislación New York resulten neutros. Argentina sigue sin acceso al mercado de deuda internacional y sus bonos pagan rendimientos varias veces superiores a los de sus pares y vecinos. Está claro que los problemas macro de Argentina no se resuelven en New York (ni el déficit fiscal, ni la inflación, ni el atraso cambiario, ni las distorsiones de precios relativos van a resolverse mágicamente si se llega a un acuerdo con los holdouts). Pero también es evidente que es más difícil lidiar con aquellos problemas estando en una situación de default sobre una porción no trivial de la deuda pública performing.
Endeudamiento
“Llegó a mis oídos que un candidato a presidente opositor piensa salir a tomar 100 mil millones de dólares, si gana. El mismo que quiso pagar desde el primer momento. Eso es otro cantar. Nosotros vinimos a desendeudar. Además, yo estoy haciendo una oferta. Lo que digo es que quizá las circunstancias hagan que mañana les convenga y acepten.” (El Destape, 3 de enero 2015)
“La última licitación fue un éxito completo porque casi nadie se llevó los dólares cuando nosotros estábamos dispuestos a poner 6.700 millones de las reservas. La apuesta fue elevada y la sostuvimos igual. Ahora quedó demostrado que no hay preocupación por los vencimientos de este año… Todo el mundo dice que hay apetito por los títulos argentinos, sin embargo, esa semana ofrecimos y la oferta limitada. El principal punto nuestro que quedó demostrado, es que Argentina este año no tiene problemas financieros y así lo percibe el sector financiero internacional, porque si no se hubieran ido. Con base en eso tenemos la tranquilidad para ver cuáles son las operaciones más convenientes según la situación del mercado.” (Ámbito Financiero, 5 de enero 2015)
El ministro no está dispuesto a admitir su error en la instrumentación de la operación de canje del BODEN 15 y de la emisión de BONAR 24. Además, la interpretación de que quedarse con los BODEN 15 refleja que no existen dudas o riesgo significativo, ignora que el rendimiento excepcional que pagan esos bonos no es otra cosa que lo que demandan sus tenedores para aceptar en sus carteras riesgo argentino. La pregunta relevante es por qué se demanda un rendimiento tal si, como dice el ministro, está todo bien. Además, no es cierto que el mercado tuviera dudas sobre el pago del Boden 15 en octubre de este año. Estaba descontado que, cuando llegara el momento, el gobierno iba a ofrecer una operatoria muy similar a la que se ofreció en diciembre-14. Si no se llega a un acuerdo con los holdouts, las variables de ajuste (para administrar el stock de reservas) eran (y aún lo son) las restricciones en cuanto al pago de importaciones, compras privadas para atesoramiento y viajes y transferencias de utilidades hacia el exterior. La operación que el gobierno lanzó en diciembre-14 era más bien una excusa para salir a conseguir dólares “frescos”, a través de la emisión del Bonar 2024, y esa intención fracasó rotundamente.
Aun cuando admite que es posible que se repita una operación similar en el futuro, el punto central de todo el argumento oficial es el del desendeudamiento, resumido en la frase “nosotros vinimos a desendeudar”. Lo paradójico es que durante lo que va del gobierno de CFK (iniciado a fines de 2007) la deuda pública del gobierno federal aumentó +USD41,000 M, mientras que desde la asunción de NK (allá por mayo-03), el pasivo público acumula un aumento de +USD62,000 M. Depurado de los efectos de los canjes de deuda (de 2005 y 2010) y de los ajustes de valuación, el aumento es aún mayor (+USD78,000 M desde la asunción de CFK y +USD100,000 M desde la asunción de NK).
También en este tema, el ministro da señales que todo seguirá igual. Mientras se habla de des-endeudamiento, el gobierno seguirá colocando deuda empiojando cada vez más el activo del Banco Central. Y no sólo eso, sino que también seguirá descansando en la emisión monetaria para financiar su desequilibrio operativo en pesos. Lo cual agravará la relación entre pesos y pasivos del BCRA, cada vez más abundantes, y activos externos, reservas, cada vez más escasos.
Cepo
“Con el USD ilegal, con el volumen de reservas, con un montón de indicadores que tienen que ver con cosas que la gente no entiende (…) Usaron esos indicadores (como en la época de De la Rúa usaron el riesgo país, como en la época de Alfonsín usaron el nivel de reservas), trataron de armar esa tormenta perfecta que arman para voltear gobiernos.” (Radio Continental, 15 de diciembre 2014)
“…en Argentina hoy lo que no se puede decir es que no haya movimiento de divisas, todo lo contrario. Es una economía muy abierta, donde además la gente viaja mucho. La necesidad de divisas es para cuestiones esenciales como son las importaciones de insumos, de energía, y además hemos podido cumplir con pagos de deuda externa.” (Ámbito Financiero, 5 de enero 2015)
El gobierno pretende evitar que la dinámica de determinadas variables coordine expectativas y por lo tanto trabaja sobra las variables, pero no sobre las causas que determinan que ellas muestren determinada dinámica. Eso lo ha llevado no sólo intervenir una gran cantidad de mercados, el cepo cambiario es tal vez la intervención más emblemática, sino también a maquillar, alterar, o directamente no publicar algunas estadísticas económicas como la inflación o el stock de reservas, o la pobreza y la indigencia, sino otras de diversa índole como los estadísticas sobre delitos o desnutrición.
El último éxito del gobierno en esta materia, son los USD31,000 millones de reservas internacionales del BCRA. Pero dicho stock es el resultado de unos USD5,300 Millones de pagos de importaciones pisados; de los swaps chinos y el préstamo del Banco de Francia; y del anticipo de liquidación de divisas hecho por cerealeras y aceiteras. Sin toda esa cosmética financiera, las reservas habrían finalizado el año en el orden de los USD22,000 Millones, una cifra inferior en unos USD2,000 /3,000 Millones a la pronosticada por la mayoría de los economistas profesionales de Argentina.
Pero detrás de semejante “éxito” hay una dinámica de la economía real por cierto muy costosa. Producto del cepo sobre las importaciones, los sectores industriales que necesitan de importaciones para producir, que en la jerga del ministro serían no esenciales, experimentan fuertes dificultades para mantener sus niveles de producción y empleo. No es sólo un problema de disponibilidad de bienes de consumo final (durables como algunos modelos de auto, o no durables, como los tampones y toallas para la higiene femenina). Volveremos sobre este tema más adelante. Pero lo importante de hacer notar en relación a los dichos del ministro es que no podemos esperar una flexibilización del cepo. Así como está, está bien.
Tipo de Cambio
“La administración cambiaria del Gobierno tiene que tener en cuenta diversos objetivos, pero la estabilidad de las variables es uno de esos objetivos. No podemos dejarnos llevar por la tormenta perfecta que se ha armado a nivel internacional y decir “tal país devaluó y entonces yo hago lo mismo”. Me parece que no es la solución. Eso sí, en un momento de mucha inestabilidad hay que estar muy atentos y con todos los instrumentos a la mano para defender lo que siempre ha defendido este Gobierno. No es momento para reaccionar de manera impulsiva.” (Ámbito Financiero, 5 de enero 2015)
El ministro confirma que la política cambiaria seguirá aferrada a no devaluar, aun cuando hoy tendría la excusa de la apreciación del dólar a escala global para hacerlo. La experiencia de enero 2014 ha llevado a que el gobierno tema que una nueva devaluación por sí sola no tenga ningún efecto real (o sea, que la devaluación gatille automáticamente una corrección similar de los precios); y está bien que lo haga. Porque una devaluación aislada, sin plan, no tendría ningún efecto real. Y lo que se desprende de todas las declaraciones recientes del ministro es que no hay un plan alternativo. Que la idea es seguir con todo como está, sin cambios significativos de ninguna de las políticas.
El ministro es hábil y deja abierto el paraguas a una eventual corrección cambiaria, la cual podría permitirle comprar, en última instancia, algo de tiempo. Pero el ancla cambiaria (“la estabilidad de las variables”) es hoy uno de los instrumentos de política económica preferidos del gobierno. De nuevo, el resultado de la estabilidad cambiaria, al igual que el de la estabilidad de las reservas, es el “ajuste silencioso” de los niveles de rentabilidad, actividad, inversión y empleo de numerosos sectores afectados por la apreciación real del peso (la cual no sólo se produce como consecuencia de los diferenciales de inflación con respecto a otros países sino también como consecuencia de la depreciación de las monedas de la mayoría de nuestros socios comerciales).
Nivel de Actividad
“El Estado tiene que entrar en déficit fiscal para generar demanda… El gasto es el motor que genera demanda agregada y que da señales de inversión al sector privado.” (Disertación en la Cámara de la Construcción, 25 de noviembre de 2014)
“En 2014 cerramos un año similar al de Brasil. Y terminamos con una contundente desaceleración en los precios. Eso se manifestó en el consumo, que subió a fin de año. Entramos a 2015 con buenas perspectivas.” (El Destape, 3 de enero 2015)
“No veo que 2014 haya sido un año de caída, creo que vamos a terminar en positivo. Con todas las políticas de estímulo al consumo interno logramos un buen desempeño pese a la crisis internacional. En cuanto a 2015, va a ser un año bueno.” (Ámbito Financiero, 5 de enero 2015)
Increíblemente el ministro sostiene que 2014 no habría sido recesivo y que las perspectivas para 2015 son buenas. Si las políticas seguirán siendo las mismas, si la situación internacional es aún más complicada, y si la respuesta del gobierno seguirá pasando por la expansión fiscal, es (muy) difícil imaginar un 2015 mejor que el año pasado en materia de actividad económica. Ni el consumo (afectado por la caída de la masa salarial real), ni la inversión (afectada por la incertidumbre nominal y el intervencionismo estatal), ni las exportaciones (afectadas por la apreciación real del peso y las perspectivas poco felices de nuestros clientes comerciales) lucen en condiciones de alentar un aumento de la demanda agregada. Así, el año que se inicia pinta igual de recesivo que fue el año pasado.
Además, 2015 es un año electoral, y los argentinos enfrentan los ciclos electorales, aun aquellos con resultado cierto y sin un cambio de ciclo en ciernes, dolarizando los flujos. Ello significa menor predisposición a consumir y más predisposición a ahorrar en divisas, en especial en un escenario en el que la amplia mayoría percibe al precio del dólar como “barato”. El gobierno apelará a sus mejores tácticas para reprimir e intervenir los mercados, pero atención: la expansión de la base monetaria del último trimestre ha sido muy significativa (del orden del 25%) y si el BCRA no lograra o no quisiese absorber una buena parte de dicha expansión, la reservas lucirían aún más escasas a causa de la abundancia de pesos con la que arrancaría el año.