Por: Mabel Bianco
Cada día en la Argentina hay trescientas adolescentes que tienen un hijo. Muchas son niñas de entre 10 y 14 años, y en algunos casos los padres son también adolescentes.
Los adolescentes tienen derecho a ser padres adolescentes, pero estos embarazos deben ser planificados, no como ocurre en muchos de estos embarazos, que se producen porque no supieron cómo evitarlos o porque por ignorancia no saben que eso les puede suceder. Los adolescentes, y más las chicas, desconocen aún o tienen mala información sobre sexualidad y reproducción, aunque no siempre lo reconocen, por vergüenza o por temor a parecer tontas o demasiado “conocedoras”.
Por eso es grave que aún no se imparta educación sexual integral en las escuelas, que por ley nacional del 2006 se debe dar en todas las escuelas desde el ciclo inicial hasta el universitario, sean públicas o privadas. Son pocas las provincias que cumplen la ley. La ciudad de Buenos Aires había avanzado en este sentido, pero desde hace unos años se frenó e incluso retrocedió. La provincia de Buenos Aires aún no comenzó a implementarla, algo lamentable. En el distrito donde vive la mayoría de los adolescentes, de este tema ni se habla. Y ni mencionar lo que sucede en Salta, por ejemplo, donde tuvieron guardados los materiales enviados por el Ministerio de Educación de la nación.
Los servicios públicos de salud tampoco ayudan, no solo porque no les informan a los adolescentes sobre salud sexual, sino porque muchas veces directamente rechazan a los chicos que consultan, por motivos nunca válidos, como por ejemplo exigirles que vayan acompañados por un adulto o que lleven una autorización de los padres. Así, mientras los adolescentes son bombardeados por los medios de comunicación y la sociedad en general con estímulos a la erotización, no tienen con quién hablar e informarse de manera valedera y confiable, como serían los docentes y el personal de los servicios de salud. Y esto tiene consecuencias. El embarazo precoz es una de ellas, que sumado a la pobreza, la falta de perspectivas futuras de trabajo y de un proyecto de vida, las hace embarazarse, aunque tengan que abandonar la escuela, salir a trabajar y dejar de hacer lo que las chicas de su edad hacen.
También en la adolescencia el embarazo implica más riesgos para la salud de la madre, que en estos casos se suman a los sociales y los económicos, que afectan también a los hijos de estas chicas, que en general son más vulnerables a enfermarse, sufrir desnutrición e incluso morir.
Por eso el Gobierno nacional y los provinciales deben asumir la responsabilidad que les cabe. Pero toda la sociedad debe ayudar y apoyar a los adolescentes para que puedan decidir sobre su vida y, si quieren tener un hijo, lo hagan, pero con plena conciencia y por decisión propia, no porque se les impuso.
En este marco, este año la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM), con apoyo de UNICEF Argentina y con motivo del Día de la Prevención del Embarazo No Planificado en la Adolescencia, lanza una campaña del test del no embarazo para que los chicos se informen, sepan y puedan decidir por sí mismos cuándo ser padres, y poder asumir esa responsabilidad. Quienes quieran saber e informarse este lunes 21 de setiembre pueden acercarse a Palermo a retirar su test del no embarazo, o el sábado 26 a Tecnópolis, o visitar la web.