Por: Maximiliano Ferraro
Las últimas políticas educativas que intenta implementar sin éxito el gobierno de la ciudad en las escuelas porteñas han naturalizado el contexto de desigualdad educativa y le están quitando a las escuelas una de las características fundamentales: la de ser creadoras de ciudadanía y subjetividad.
La escuela que históricamente ha educado, respetado, cuidado y amparado sin distinción de procedencia, ni nacionalidad a los chicos porteños, hoy, con los vaivenes de la inscripción online y las aulas container, aparece totalmente desdibujada en sus cualidades esenciales. Estas políticas le están quitando su función de generadora de igualdad de oportunidades y justicia educativa. La inscripción online y las aulas container son el golpe de gracia del vaciamiento y abandono de la educación pública.
No hace falta remontarnos mucho más atrás, sólo con comparar las leyes de presupuesto desde el año 2010 es posible observar un proceso de progresiva disminución porcentual de la participación en el presupuesto general de la ciudad, tendencia que se ve forzada en la ley de presupuesto 2014. También hay un descenso abrupto en infraestructura escolar: de 400.000.000 en 2012 a 200.000.000 en 2014.
Podría seguir enumerando datos duros, cifras y más porcentajes, los tenemos bien estudiados pero no quiero convertir en números las historias particulares de muchas familias porteñas. A 5 días del comienzo de clases, hay chicos sin escuela asignada. Esto significa para una familia: angustia, incertidumbre en niños y en adultos, padres apremiados por coordinar horarios de escuela con sus trabajos, calcular distancias y gastos en viáticos. La escuela es uno de los pilares que organiza la vida diaria de las familias: repito faltan 5 días para que empiecen las clases y es una vergüenza que el ministro de Educación porteño siga creyendo que el sistema de inscripción online es un éxito. Además han generado falsas expectativas en más de 4 mil familias que se quedaron sin vacante para el nivel inicial.
Estamos a favor de las innovaciones tecnológicas, pero bien aplicadas, testeadas, y con un alto porcentaje de funcionamiento. La tecnología por sí misma no genera mejoras, la tecnología como la infraestructura de la educación (lo digo por el caso de las aulas containers) determina qué lugar de nuestra cultura y de nuestra sociedad le dará a la educación, el escenario, nos muestra de qué modo lo simbólico construye lo real. Creo que estas políticas que intentan implementar están construyendo una escuela débil, desorganizada y poco previsible. Son políticas educativas improvisadas que están alejando a la escuela de ser una institución social modelo privilegiada, constructora no solo de saberes, sino también y no menos importante ciudadanía plena.