Por: Néstor Pitrola
El Parlamento estuvo y está al servicio de la agenda del gobierno, marcada por las diferentes fases del rescate capitalista, incluso delegando poderes y superpoderes en el Ejecutivo. El gobierno está jaqueado por el derrumbe de su propia política y se le han complicado sus mayorías parlamentarias. Pero en las horas de los motines policiales, le arrancó un acta falsamente “democrática” a los presidentes de todos los bloques de Diputados, con excepción del Frente de Izquierda. Fue la primera acción de la nueva Cámara de Diputados: aunque todos cedieron ante el motín policial en las provincias donde gobiernan, se apresuraron a lanzar un tiro por elevación, no a las policías bravas que ellos mismos promovieron, sino al reclamo de los trabajadores por un salario que cubra la canasta familiar.
Nuestra acción parlamentaria, que en la sesión inaugural debutó cuestionando la dirección política de toda una década, estará marcada por la intervención en la crisis política, social y económica. No será el mero resultado de refutar las iniciativas de la burguesía (Código Civil, impuestazos, etcétera) como tampoco se limitará a esperar los proyectos que surjan de las demandas obreras y populares. Propondremos una agenda por una salida obrera a la crisis. La conexión del trabajo parlamentario con la lucha de clases es la viga maestra de toda la acción que nos proponemos, puesto que no existe la conquista social al margen del sujeto que la obtiene. Desde allí, combatiremos cualquier idea o acción que fragmente las conquistas legislativas del Frente de Izquierda.
Por ejemplo, tendremos que colocar la cuestión de los $ 8000 de salario mínimo vital y móvil que la movilización en Plaza de Mayo puso en la calle, como reivindicación de punta en una intervención del movimiento obrero hacia las paritarias y hacia las jubilaciones (reclamando un haber mínimo del 82% de ese salario). Con estas iniciativas, se enlazan los proyectos ya adelantados en la campaña electoral: abolición de ganancias -que cobra renovada vigencia con la inflación galopante- y el 82% móvil. Desde este lugar orientaremos el trabajo de todos los bloques en las legislaturas y los concejos deliberantes.
Nuestros primeros proyectos de resolución han sido por la absolución de los condenados de Las Heras y por la destitución de Milani. Se trata de todo un ataque contra el el andamiaje represivo construido por el gobierno. En esa línea, plantearemos en las provincias la derogación de los Códigos de Faltas que forman parte de la ofensiva contra los jóvenes y contra la movilización popular.
La cuestión del aborto legal como parte de una campaña política de cara al 8 de marzo, coincidirá con el tratamiento de la reforma reaccionaria del Código Civil, y será motivo de una importante movilización política. Mediante iniciativas de agitación y deliberación en el seno del movimiento obrero, denunciaremos también el cercenamiento de derechos laborales y civiles por parte del nuevo Código K.
La deuda externa es un punto de agitación política parlamentaria fundamental. Por el Congreso pasó, con la friolera de 192 votos en Diputados, la ley de reapertura del tercer canje de deuda. Otra cuestión de la agenda política se concentra en la crisis de las privatizaciones. El proyecto de Ramal en la legislatura porteña, epicentro de la crisis energética y de los reclamos populares por los cortes de luz, ha marcado nuestro debut en la Ciudad, cuando todo el esquema de las privatizaciones se viene abajo. En resumen las bancas estarán ligadas a la lucha de clases, a la ampliación del campo político de lucha del Frente de Izquierda, y a la preparación de los explotados como alternativa de poder político.