Por: Pablo Pérez Paladino
“Somos la principal fuerza política del país”. La afirmación que hizo la presidente desde el bunker del Frente para la Victoria sobre los resultados electorales del pasado 11 de agosto podemos definirla como una verdad a medias. Si nos detenemos a mirar lo que paso el domingo, pero también miramos para atrás e intentamos hacer un poco de futurología, vamos a encontrar algunos indicios que marcan que dicha afirmación no sería tan verídica o, en todo caso, no sostenible en el corto y mediano plazo.
Los resultados de las elecciones primarias dejan en claro que el FpV obtuvo casi la cuarta parte de votos en todo el país; en este dato se basa la presidente para sostener dicha afirmación. Sin embargo, no dice que los candidatos del FpV perdieron en los cinco distritos que reúnen los 2/3 de votos: Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Provincia y Ciudad de Buenos Aires. En algunos casos con derrotas muy estrepitosas.
Otro de los argumentos que pueden refutar la afirmación de CFK es que el 75% del electorado decidió votar a otro partido que no fuera el oficialista, contra el 54% obtenido hace en el 2011. En 2 años perdió casi 4 millones de votos. En este caso, la pluralidad de partidos en estas primarias hacen que ese caudal de votos se divida entre muchas fuerzas y nadie termine de capitalizar el triunfo a nivel nacional. Pero el mensaje de la ciudadanía no deja dudas.
En nuestro país los políticos nos tienen acostumbrados a esperar siempre lo impredecible. Por eso es importante analizar el pasado para tratar de dilucidar lo que puede llegar a pasar en el futuro.
La historia política argentina nos da la pauta de que las estructura partidarias generalmente se consolidan a fuerza de victorias y más allá de que aún faltan las elecciones generales de octubre para definir a los representantes que ocuparan los cargos en las distintas legislaturas, estas primarias van a servir como primer paso para que los líderes políticos distritales comiencen a analizar los distintos escenarios en vistas a las elecciones presidenciales del 2015.
De aquí surge la pregunta de hasta cuándo la presidente va a poder sostener a esos caudillos como aliados. Muchos referentes provinciales y municipales que hoy se jactan de su fidelidad hacia el kirchnerismo, en su momento los pudimos ver alineamos al menemismo y más tarde al duhaldismo.
Seguramente, la victoria de Massa en la provincia de Buenos Aires abre una puerta a varios referentes peronistas a sumar al proyecto del actual intendente de Tigre, con los cual debilitaría mucho más la posición del gobierno en vistas a octubre.
Con el sueño trunco de una nueva reelección de CFK, los desafíos que se le presenta al gobierno nacional en vista a octubre es mantener un caudal de votos suficientes para asegurar la gobernabilidad en los próximos dos años, evitar la fragmentación interna y que de sus filas surja una figura lo suficientemente fuerte para asegurar la continuidad del modelo. En el caso del amplio bloque opositor, los desafíos siguen siendo los mismos de hace un par de años. Encontrar consensos y unirse en una alternativa sólida y creíble para el 2015. Si continúan poniendo los intereses personales por sobre los intereses de la sociedad van a volver a repetir el fracaso del 2011.
En este escenario, queda en claro que hoy los votos son del FpV y lo posicionan como el principal partido a nivel nacional. ¿En octubre será así? La buena noticia de estas elecciones es UNEN y todas las internas que se llevaron a cabo a lo largo del país. Este fue el primer paso de nuestra joven democracia para darnos cuenta que podemos entender la política como la búsqueda de consensos y puntos de acuerdo.