“Preparate, Pinedo, vos con ese apellido estatizando los trenes”, espetó sardónica Cristina Kirchner con la mirada puesta en Federico Pinedo, jefe de la bancada de diputados nacionales del PRO, en una de las tantas exhibiciones histriónicas de sus tres horas y cuarenta nueve minutos de su exposición de despedida ante la Asamblea Legislativa.La frase fue tan sorprendente por su espontaneidad como por la profunda ignorancia histórica revelada por su autora.
Porque Federico Pinedo, abuelo del político macrista, fue precisamente el autor del primer proyecto de estatización de los ferrocarriles argentinos, implementado por el primer gobierno peronista en 1949.
La iniciativa de Pinedo era parte del Plan de Reactivación Económica que presentara en 1940, como Ministro de Economía del presidente Roberto Ortiz, para afrontar la situación de emergencia derivada del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que no llegó a ser aprobado por el Congreso por la resistencia de un sector de la bancada conservadora y el rechazo del radicalismo.
Lo de Pinedo no fue entonces una idea tirada al azar, que por lo tanto pudiera quedar sepultada en el olvido, sino que integraba una propuesta económica que fue debatida públicamente, incluso en el Parlamento. Tanto es así que todos los historiadores más o menos serios que estudiaron la nacionalización de los ferrocarriles realizada por Perón mencionan al”Plan Pinedo” como un antecedente de la medida.
Si Cristina Kirchner tuviera un mejor conocimiento de la historia argentina, tal vez no le hubiera resultado necesario requerir algún asesoramiento antes de incurrir en semejante demostración de ignorancia, que sin duda pasará a engrosar el extenso listado de ”bloopers” presidenciales. En esta oportunidad, su afán compulsivo por chicanear a Pinedo le impidió valerse de esa sana precaución.