¿La única esperanza?

Pedro Caviedes

Hay una pregunta respecto a todo este movimiento de legalización de la marihuana que no deja de inquietarme desde hace unos días. Después de tantas décadas en que la guerra contra las drogas no ha hecho más que dejar un reguero de sangre sin ningún tipo de resultado positivo en el plano del consumo, de repente el gobierno federal comienza a permitir que se den pasos concretos en el plano estatal, para la legalización. Yo me pregunto, ¿será porque se han dado cuenta que la “guerra” no tiene sentido, o será porque los Estados Unidos la ha comenzado a producir? Si la respuesta es la segunda opción, estamos ante otro de esos actos de hipocresía, en los que los países pequeños se ven aplastados por las potencias. Uno de esos actos que terminan siendo abono de confusión, para esos discursos que pronuncian las bocas de los Chávez, Castro, Maduro, Correa, o cualquiera que sea el gobernante de turno que tiene la necesidad de ocultar la ruina que ha causado, o su corrupción, con alguna excusa de tipo imperial.

¿Será posible que todo lo que motive las políticas con respecto a los estupefacientes sea y siempre haya sido la economía? ¿Algo así como si el dinero se queda aquí entonces que se legalice, si el dinero sale de aquí entonces que se prohíba? Tal vez esté exagerando. Los Estados Unidos ha demostrado en muchas ocasiones estar movido por intereses altruistas, en los que sus ciudadanos lo han dado todo por la libertad de otros. Después de todo, se trata de un país que históricamente ha recibido y protegido a personas perseguidas, a oprimidos, a maltratados, y le ha abierto las puertas ofreciéndoles la oportunidad de vivir teniendo las mismas oportunidades que todos. Sin embargo, también se nota a veces un doble rasero, como el que los mueve a criticar, con razón, a un opresor latinoamericano, mientras no sale ni una palabra de crítica sobre la inmensidad de abusos que se cometen en Arabia Saudita, por citar un ejemplo.

En realidad, aunque la legalización de la marihuana sea, como muchos afirman, un buen paso hacia la solución del problema del narcotráfico, la mayor generadora de violencia, la mayor desestabilizadora y corruptora en este campo, no es otra que la cocaína. Y la cocaína, a diferencia de la marihuana, sí es una droga “dura”, que causas daños severos al organismo y puede alterar, para mal, la conducta de las personas que la consumen. Claro que en esto no se diferenciaría de otra droga legal, como lo es el alcohol, pero lo menciono porque varios de los argumentos que se esgrimen sobre la legalización de la hierba verde que a tantos y tantas cautiva, son esos (que no daña el organismo y no altera para mal la conducta de las personas).

Yo insisto. Puede que la prohibición no sirva para nada (lo firmo); que el negocio del narcotráfico por más que se judicialice y capture a sus cabecillas, seguirá existiendo; y que la violencia y la corrupción se seguirá expandiendo sobre todo en los países productores; pero cualquier acción que se tome, está dejando a un lado una parte importante del problema: ¿Por qué en los Estados Unidos se consume tanta droga?

En un país desarrollado, con gente educada y con la posibilidad de educarse; en donde todos tienen la oportunidad de prosperar profesional y económicamente; un país donde se es libre; donde nadie mata a nadie por lo que escriba u opine; donde a la gente no se le puede oprimir por su raza, sexo, orientación sexual o religión; donde la justicia, en comparación con otras naciones, funciona; y además, a donde medio mundo subdesarrollado quiere venir; ¿por qué sus habitantes necesitan tanto de drogas como la cocaína? Al final el interés que mueva a un país debe ser el bienestar de sus ciudadanos. Y en ese plano, como ya se ha demostrado con vicios como el cigarrillo, con campañas certeras se logra mucho más que prohibiendo. Pero es que si no se da otro enfoque, sino se busca una solución que abarque más allá de la prohibición o la legalización, ¿entonces la única esperanza de Latinoamérica será que se comience a producir coca en Texas, California y la Florida? ¿Cuántos muertos faltarán para que eso suceda?