Una deuda pendiente

Rodrigo Bonini

Es la droga con mayor índice de consumo ocasional en jóvenes; supera incluso a la cocaína, el paco o la marihuana. En este sentido, en los últimos años, en promedio, cinco de cada diez jóvenes estudiantes consultados en la provincia de Buenos Aires asumen consumirla. Teniendo en cuenta además que cerca del 40 % de los usuarios actuales de éxtasis ha tomado dos o más pastillas en un mismo día, se advierte la facilidad de acceso para aquellos que quieren experimentar con esta sustancia.

Los guarismos que se exhiben en una encuesta privada efectuada a finales del 2013 son más que preocupantes: siete de cada diez adolescentes de Capital Federal y el conurbano bonaerense consideran fácil conseguir drogas para consumo personal. Según datos oficiales, la edad de inicio en el consumo del éxtasis  en nuestro país ya se iguala a la de la cocaína y la marihuana (15 años); con un alerta extra: la edad de los jóvenes argentinos está por debajo del promedio de países de Europa, los que históricamente se encuentran asociados al consumo de estas drogas.

A las drogas de diseño se las relaciona esencialmente con la diversión nocturna y los adolescentes suelen combinarlas con la ingesta de alcohol: esto lo afirma más del 65 % de los jóvenes consumidores. Esto se puede constatar asimismo en las guardias de los hospitales a los que acuden muchas veces los chicos con cuadros de alteración e incluso sobredosis: de ellos, más del 50 % son producto del exceso de alcohol mezclado con psicofármacos o éxtasis. Los especialistas destacan que uno de los principales síntomas de una sobredosis de éxtasis es la deshidratación, la cual puede resultar causal de muerte, por ello advierten que la ingestión de alcohol en estos cuadros agrava los potenciales riesgos, ya que colabora con esta.

En la inteligencia y, como diagnóstico de lo analizado, resulta notorio el fuerte crecimiento en todo el país de las llamadas drogas de diseño, tales como el éxtasis o las anfetaminas, al punto de no existir actualmente diferencia de género en los niveles y las edades de consumo.

El 60 % de los chicos piensa que las drogas no tienen ningún riesgo o se minimizan sus consecuencias. Sin embargo, admiten, al poco tiempo de consumirlas, sentirse enfermos e inclusive necesitar ayuda para volver a sus casas. Por ello, deviene indispensable un debate serio, profundo y honesto acerca del consumo, fundamentalmente para que los chicos elijan no consumir. Por ahora, una deuda pendiente. En la actualidad, una gran proporción de jóvenes y adultos opta por consumir sustancias tóxicas y adictivas más allá de las consecuencias.