Los mártires de la droga

Rodrigo Bonini

Las organizaciones del narcotráfico analizan el volumen y las características del mercado donde instalarse a partir de las condiciones y las restricciones que presenta un Estado para entonces definir la potencialidad del negocio. En este sentido deviene fundamental indagar en las medidas de prevención y los estándares socioeconómicos como las pautas institucionales que debería desarrollar nuestro país a fin de evitar la instalación y la expansión de la economía del narco.

En esta inteligencia es que factores tales como: niveles de pobreza e indigencia, de educación, de desocupación o subocupación en determinados sectores —especialmente los relativos a la juventud, considerado por estas redes como el segmento más redituable, debido a su bajo costo de inversión y exponencial rentabilidad—, sumados a la desesperanza ante un sistema que consideran ajeno y expulsivo, precipitan la participación en la cadena del narcotráfico. En la jerga se los denomina “soldaditos de la droga”, yo los defino como “mártires de la droga”.

Es así que las organizaciones narco han fabricado e instalado en estos segmentos un estereotipo del narcotraficante, una especie de imagen exitosa que puede resumirse en: fortaleza, riqueza, prestigio. De allí resulta un modelo de imitación esencialmente para los “jóvenes objetivo”, quienes vislumbran en esta actividad delictual una vía de escape inmediata, rentable y de prestigio. Sin embargo, son estos mismos factores los que les tienden la soga al cuello para ahogarlos en un mar de adicciones y adentrarlos en una espiral ascendente de violencia e actividades delictivas (estas acciones pueden comprender desde la venta o la producción de droga hasta el sicariato) de las que difícilmente podrán salir inmunes. ¿Cuál es el modelo que utilizan estas redes? Simple: vendés, comprás, consumís, te hacés adicto, delinquís, te condenás.

Con el propósito de darle un contexto y fundamentar los conceptos, se exponen las siguientes datos: en promedio el 90% de los chicos que ingresa en el sistema penal manifiesta haber consumido alguna droga; en cuatro años el 40% de la población entre 0 y 17 años vive por debajo de la línea de pobreza; en Rosario las causas con menores vinculados al narcotráfico aumentaron más de un 800%; las redes del narcotráfico utilizan jóvenes cada vez más chicos para la producción y la venta de droga, llegan incluso a un promedio de 8 años.

A mi entender, quizás las estrofas de esta canción de los Redonditos de Ricota sinteticen de manera contundente el diagnóstico descrito: “Te tenemos allí, abandonado allí, preso como un animal, como un animal feroz. Así las cosas, la fiera más fiera ¿dónde está? […] el toxi-taxi viene y va y tu sombra va detrás, de hordas notables con los secretos para hacer un negocio tan pequeño y simple como vos”.