Por: Ruben Ullúa
Desde mayo del pasado año, el euro acumula una caída del 20% respecto al dólar, pasando de niveles máximos de 1.399 dólares por euro hacia niveles actuales de 1.115 dólares.
A su vez, esta depreciación de la moneda europea frente al dólar estadounidense se acumula al movimiento de corrección que había dado inicio en el año 2008, cuando el euro testeaba máximos históricos de 1.604 dólares, con lo cual el bear market (mercado bajista) del euro no sólo se hace más importante en término de magnitud, alcanzado más del 30% de pérdida de valor, sino que incluso ya acumula siete años de duración.
Desde lo fundamental se explica esta caída del euro como parte de la política monetaria que ha tomado desde la crisis europea el Banco Central Europeo (BCE) y muchos consideran que la baja de la moneda se acentuará en la medida que el BCE no modifique dicha política. Es por este motivo que en la jornada de este jueves el mercado estará expectante de lo que surja de la reunión del BCE.
Sin embargo, desde un punto de vista técnico, se observa que a lo largo de los últimos 40 años el comportamiento de las monedas europeas con respecto al dólar ha sido bastante cíclico, con períodos de fortalecimiento del dólar y con períodos similares recuperación de las monedas europeas. De todos modos, lo más interesante de destacar de esta dinámica es que nos encontraríamos en la fase final del ciclo bajista para la divisa regional, lo que es lo mismo decir que la fortaleza del dólar en el mundo podría estar alcanzando niveles muy cercanos a un techo de importancia.
En efecto, desde el año 1971, cuando durante el gobierno de Richard Nixon se decide el fin del sistema de patrón oro en la política monetaria internacional y el dólar comienza a medirse contra una canasta de monedas, donde los europeos presentan mayor ponderación que el resto, veremos que también se han vivido períodos de gran fortaleza de la moneda estadounidense y también períodos de gran debilidad. Lo interesante de esta ciclicidad es que la misma ha respondido a un patrón de duración de entre 7 y 8 años que repasaremos.
Entre los años 1971-1978, el dólar sufre una importante depreciación frente a la canasta de monedas. Posteriormente la moneda estadounidense comienza a recuperar posiciones y extiende su período de fortalecimiento desde 1978 hasta el año 1985. Es desde entonces que una vez más cambia el ciclo y el dólar comienza a debilitarse frente a las monedas europeas y esta debilidad se extiende desde 1985 hasta el año 1992. A partir del año 1992 nuevamente el dólar ingresa en un período de fortaleza que se extiende hasta el año 2000, justo antes de la salida oficial del Euro al mercado. Luego, entre 2000-2008 hemos vivido nuevamente un período de debilidad de la moneda estadoundiense, al punto que se llegó hablar en medios de prensa de la desaparición del dólar en el mundo y el euro se había convertido incluso en moneda de reserva en banco centrales de muchos países. A pesar de todas esas versiones que surgieron, el dólar cambió de ciclo una vez más y desde el año 2008 acumula ya 7 años de recuperación, respondiendo a la ciclicidad histórica.
Hoy las condiciones parecen ser diferentes y es por ello que muchos se animan a proyectar una mayor debilidad del euro frente al dólar, que incluso podría alcanzar la paridad a 1 en los próximos años. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, creemos que ambas monedas se encontrarían muy cercana de alcanzar su punto de inflexión, desde donde posiblemente se habilite un nuevo ciclo de fortaleza para la moneda europea y de debilidad para el dólar, y es por ello recomendamos cautela.
Si nos detenemos en el análisis más de corto plazo, la baja del euro frente al dólar alcanzó su punto más bajo en niveles mínimos de 1.11 dólares y al momento acumula ocho meses consecutivo de depreciación frente a la moneda estadounidense.
Como el mercado se encuentra expectante de las decisiones que vaya tomando el BCE, no sólo en la reunión de este jueves, sino también en las próximas reuniones, entonces técnicamente no se pueden descartar la posibilidad de debilidades aún adicionales. Sin embargo, ello no modificaría nuestras expectativas de fondo, en considerar que el ciclo a la baja del euro estaría ya en su tramo final.