Por: Ruben Ullúa
Los argentinos vivimos el pasado domingo 22 de noviembre una jornada histórica, al llevarse a cabo el primer ballotage de una elección presidencial. Mauricio Macri fue quien se consagró finalmente como nuevo presidente electo de los argentinos a partir del próximo 10 de diciembre, resultado que de algún modo había sido ya descontado por el mercado financiero, tal cual lo mencionamos en nuestra columna anterior llamada “El mercado financiero cree en el cambio político”.
Es posible que a muchas personas les haya resultado llamativa la respuesta que tuvieron los mercados en la sesión del día lunes posterior a las elecciones, ya que varios medios hablaban de una jornada de euforia tras el resultado. Sin embargo, tras un inicio de sesión al alza, con promedios de avances del 5%-6% en las acciones, el mercado terminó revirtiendo su tendencia de manera consistente y cerró la jornada en terreno negativo, por lo que perdió poco más de cinco por ciento.
Este accionar, que fue una sorpresa para muchos, sinceramente no lo ha sido para quienes estamos desde hace muchos años estudiando el comportamiento de los mercados ante eventos de esta característica. En definitiva, el accionar bajista observado no hace más que corroborar un viejo dicho del mercado: “Comprar el rumor y vender la noticia”.
Lo cierto es que el principal motor de los mercados no son las noticias en sí mismas, sino las expectativas que se tienen por las noticias que puedan venir. En este sentido, el mercado estuvo validando desde finales de septiembre pasado la posibilidad de un cambio político y desde ese período el Merval en pesos llegó a ganar cerca de un 60%, mientras que en dólares el avance fue cercano al 52% (tomando como dólar de ajuste el contado con liquidación). Ante crecimientos porcentuales de esas características y en tan corto período de tiempo, que por cierto en acciones ha sido incluso superior, ¿qué creen que haría el mercado una vez que las expectativas que movían la compra se convirtieran en noticia? Obviamente, haría lo racional y ello es tomar ganancias.
Ahora, la idea de esta columna no es simplemente detenernos en contar lo que pasó, ya que no es una característica de nuestros análisis, sino más bien inferir lo que vendrá, que es en definitiva lo que le interesa al lector y el inversor.
En este sentido, lo que primero debemos decir es que tanto el Merval en términos de pesos como en dólares (ajustado por contado con liquidación) han estado navegando en zona de máximos históricos. Por el lado del Merval en pesos, se alcanzaron niveles nunca antes vistos, en torno a los 14.600 puntos. Sin embargo, como el avance de las últimas semanas del mercado también estuvo acompañado por un avance del contado con liquidación (CCL), por este motivo es que en términos de dólares el índice, si bien no logró superar los máximos de 1057 dólares alcanzados en el mes de mayo pasado, aun así pudo testear nuevamente la zona de los mil dólares.
Las preguntas que surgen actualmente en la mente del inversor son: ¿Podrá el mercado sostenerse en estas alturas? ¿Qué necesita el mercado para continuar con su desarrollo alcista? ¿La caída de las últimas sesiones es temporal o cambio de tendencia?
Es posible que existan muchos interrogantes más, sin embargo, tratemos de centrarnos en estos tres, que quizás son los más escuchados por estos días.
Quizás la respuesta de la primera pregunta, si podrá el mercado sostenerse en estas alturas, y de la segunda pregunta, qué se necesita para continuar con el desarrollo alcista, de algún modo sean las mismas.
Lo que primero debemos decir es que para que ello ocurra son necesarias dos cosas: tener nuevas expectativas positivas y mayor ingreso de capitales.
En efecto, como mencionamos más arriba, todo el avance de las acciones y los bonos de los últimos dos meses estuvo principalmente ligado a una sola expectativa, que era el cambio político. Al confirmarse con el resultado de las elecciones del pasado domingo que ese cambio será una realidad, ya el mercado necesita aferrarse a nuevas expectativas positivas y es aquí quizás donde el panorama no está tan claro, con lo cual pensar en un mayor ingreso de capitales de manera tan rápida resulta difícil.
Lo cierto es que quedan algunos días hasta que se produzca el cambio de Gobierno y el mercado estará muy atento a cuáles serán las decisiones que vaya a tomar la nueva gestión, al menos desde lo económico.
Sin embargo, las decisiones no serán simples y esto el mercado lo sabe, por lo que la incertidumbre en los participantes es mayor. Si a ello le sumamos que habitualmente el mercado carece de paciencia, entonces podemos al menos avizorar que no será tan sencillo que el avance de precios en acciones y bonos pueda continuar de manera directa. Así, una toma de utilidades mayor a la vista estos días resulta viable.
De hecho, desde nuestra perspectiva analítica técnica, creemos que los máximos alcanzados por el Merval en cercanía a los 14.600 puntos, en términos de pesos, pudieron haber marcado un techo de corto plazo, al menos. Lo mismo ocurre con el Merval en dólares, donde se aprecia que la zona de máximo alcanzada de 1.000-1.100 dólares no le será tan fácil de superar.
Si esta lectura técnica es correcta, lo que podríamos esperar hacia los próximos meses para la bolsa argentina es el desarrollo de un movimiento correctivo mayor, que mínimamente se encuentre definido por el fuerte avance de los últimos dos meses, aunque bien podría también asociarse al movimiento de avance de los últimos años. En este sentido, pensar en un regreso del Merval en pesos hacia instancias de 12.000-11.800 puntos en las próximas semanas o bien hacia los 10.000-9.500 puntos hacia los próximos meses, para recién luego de ello retomar la senda alcista de fondo, es un evento que hoy por hoy ponderamos bastante.