Por: Sebastián Genatti
Los cambios en la política económica producidos a principios del 2014, con la fuerte depreciación de la moneda y el alza en las tasas de interés respondieron a objetivos claros, se buscó contener la presión inflacionaria y desactivar cualquier riesgo de corrida cambiaria, dos de las principales amenazas a la estabilidad económica actual.
La bondad de los objetivos buscados trajo consecuencias indeseables sobre la capacidad del sector financiero para asistir al sector empresario argentino, en especial, a las pequeñas y medianas empresas y para sostener el consumo de las familias, principal motor de crecimiento económico argentino.
El aumento en las tasas de interés convalidado por el BCRA a través de sus licitaciones semanales de LEBACS y NOBACS a niveles del 31 % anual en enero, se trasladó al resto de las tasas pasivas y activas del sistema financiero. El alza en las tasas activas se sintió con fuerza para el segmento de empresas más pequeñas que además sufrió restricciones en el acceso al crédito.
Estas medidas de política económica desestimularon el consumo de las familias que han disminuido la demanda de crédito y al mismo tiempo, han aumentado sus ahorros a través de plazo fijo, con consecuencias que se han visto reflejadas en la actividad económica de los primeros meses del año.
Tras el fuerte impacto inicial de la política económica, desde el BCRA se ha buscado mantener una cierta estabilidad cambiaria y revertir parcialmente el alza en las tasas. Con el objetivo de determinar el efecto de la baja de tasas por parte del BCRA sobre las tasas que enfrentan el segmento pymes, hemos realizado un relevamiento a 11 de las principales instituciones bancarias que cubren el mercado de créditos a pymes en el país. Se consultó por las líneas de crédito más utilizadas por las pymes, segmentando por monto para poder diferenciar, de esta manera, entre pequeña y mediana empresa.
Comparando con las tasas vigentes en el tiempo previo inmediato a las medidas adoptadas en enero, los niveles de tasa promedio en marzo se ubicaban entre 5 y 10 puntos porcentuales por encima, lo cual explica en buena medida el fuerte impacto observado en los últimos meses, en la demanda de crédito por parte de las empresas.
Con la reversión parcial del alza de tasas impuesta por el BCRA si bien los niveles promedio de tasas para el financiamiento de las pymes, han descendido, aún se ubican en un rango de 4 a 5 puntos porcentuales por encima de los vigentes a fines de 2013, a lo que se le suma una menor predisposición de las entidades a prestar en este contexto de alta volatilidad. Vale mencionar que el relevamiento se realizó previo a la agitación que sufrió el mercado por el conflicto con los fondos buitres, por lo que los niveles actuales de tasas, muy probablemente resulten similares a los de marzo del presente año.
Si bien durante el primer semestre del año ha estado vigente una línea de financiamiento especial para inversión productiva (Com A 5516) que obliga a las entidades a prestar un porcentaje de sus depósitos a una tasa fija del 17,5%, y que luego se extendió al financiamiento en corto mediante descuento de cheques, el acceso por parte de las pymes es muy limitado ya que los bancos se muestran selectivos a la hora de otorgar dicha línea, priorizando no la rentabilidad del proyecto sino el nivel de relación comercial existente con las pymes clientes.
Las pymes argentinas son un motor importante en la generación de empleo y en el crecimiento de la economía. El cambio en la política económica les ha representado un golpe duro en términos de acceso al financiamiento, lo que dificulta sus posibilidades de planificar con un horizonte de mediano y largo plazo y, en una parte de ellas, hasta pone en riesgo su supervivencia.
El asegurar un escenario de estabilidad y acceso al crédito para las pymes, resulta una condición necesaria para fortalecer el entramado empresarial y la generación de empleo genuino. El país está atravesando un escenario de alta volatilidad tanto por factores internos como externos, que se combina con la sensación de final de ciclo por parte del gobierno, lo cual hace pensar que estos objetivos deberán esperar un tiempo más.