Por: Sebastián Genatti
La Argentina comenzó a sentir, en parte, el efecto del default. La intención de pagar por parte de la Argentina no cabe duda que existe, pero la realidad es que el acreedor no ha cobrado el dinero, por ende la materialización de esa intención no se llevó a cabo. Esto significa que no se pagó, por lo tanto, se podría decir que el país entró en default y así ha reaccionado el contexto en consecuencia con el dólar blue como protagonista estelar, obligando al BCRA a desandar el camino de baja de tasas.
Sin dudas que esta situación es un problema más que se agrega. Sin embargo, no es el problema central que afecta a la economía argentina.
Ya antes de la cesación de pagos, la política económica ha estado expuesta a una multiplicidad de tensiones derivadas de la no resolución de los elementos causales de las principales preocupaciones de la economía argentina: háblese de dólar y mercado cambiario, alta inflación, imperceptible crecimiento/recesión, problemas con el empleo, descontrol en el déficit fiscal, freno a las importaciones, por mencionar algunos.
El default no ha agregado nada nuevo al contexto sino que ha agravado los problemas: se profundiza la escasez de dólares aumentando las presiones devaluatorias y sobre el blue, la economía se contrae más produciendo desempleo, más problemas en las empresas, aumento de las tasas de interés y un impacto fiscal negativo a través de desaceleración de la recaudación.
En este estado de situación es que el Gobierno se balancea entre prestar atención al dólar y apuntalar el crecimiento, haciendo que la tasa de interés entre en un subibaja.
Así las cosas, lo único que está claro es que no hay una dirección nítida de la política económica. Se observa que existe una pulseada constante entre el BCRA y el Ministerio de Economía, y que la colaboración entre ambos, premisa necesaria para resolver los problemas de la economía argentina, es nula. En el medio de esta puja se encuentra la voracidad del sector público que no logra controlar su déficit (tema que, parece, no es considerado por el Gobierno como tema a resolver), agregando más nafta al problema inflacionario y afectando negativamente al crecimiento económico vía efecto crowding out del crédito (el financiamiento al sector público quita financiamiento al sector privado).
Argentina no podrá decir que los problemas que sufre su economía son consecuencia de la declaración de default. Todos estos males eran prexistentes y lo único que hará el default es ni más ni menos, agravarlos.