Por: Alberto Valdez
Los resultados de las PASO en la provincia de Buenos Aires generaron un impacto mayor en el escenario político debido a las operaciones de acción psicológica que intoxicaron a unos y a otros. La instalación del supuesto “empate técnico” engañó hasta a las propios massistas que durante el fin de semana comenzaron a dudar de las chances reales de ese espacio político. La paridad que podía hacer ganar a Martín Insaurralde fue una operación impulsada desde la Casa Rosada y por el sciolismo.
Dicen en el Frente Renovador que el único que confió a rajatabla en el triunfo en las urnas fue Sergio Massa. Pese a que su campaña no fue tan profesional como se esperaba y con las controversias que provocó el sospechoso asalto a su casa, el intendente de Tigre mantuvo la confianza y exhibía tendencias electorales similares a las que se registraron en las urnas. “Sergio no compró la operación del sciolismo”, decían el domingo a la noche en su entorno.
En el massismo aducen que el operativo “empate técnico” fue instalado por colaboradores del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, a través de la consultora Poliarquia. Los voceros del Frente Renovador señalan al encuestador Fabián Perechodnik como el autor material de esta operación ideada por el propio mandatario bonaerense para transformar su candidatura presidencial como un hecho político irreversible. El sciolismo apostó a un escenario de paridad para demostrar que su jefe es el dirigente que podía salvar al gobierno nacional de la derrota y ser el candidato presidencial que le garantice a Cristina Fernández una sucesión más relajada.
Evidentemente nada de eso se registró en el recuento de votos por eso no sólo la presidenta es una de las perdedoras de la contienda electoral en Buenos Aires sino también Scioli y Poliarquía. El mandatario bonaerense sobrestimó su influencia en el padrón electoral del principal distrito del país y sale golpeado.
Nunca hay que dejarlo fuera de cualquier especulación sobre 2015 pero sus acciones bajan al subir las del líder del Frente Renovador. Parecería que no hay lugar para los dos. Claro que Poliarquía no fue la única excepción en el mundo de los encuestadores. Julio Aurelio insistió hasta último momento con una boca de urna que daba “empate técnico” y las consultoras más afines a la Casa Rosada también hicieron de las suyas para manipular una tendencia electoral que ya era irreversible. Incluso, el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, conversó el viernes con varios periodistas y editores de medios de comunicación afines al oficialismo para preparar el escenario de paridad que amortiguara el golpe.
Otra de las cuestiones que quedaron en evidencia en el territorio bonaerense tiene que ver con la gravitación de los intendentes tanto del Gran Buenos Aires como del interior de la provincia. La mayoría de los aliados de Massa hicieron sentir el prestigio de sus gestiones en las unas, como Joaquín De la Torre (San Miguel), Jesús Cariglino (Malvinas Argentinas), Jorge Macri (Vicente López) o Gustavo Posse (San Isidro). Pero algunos de los que están enrolados en el Frente para la Victoria no pudieron hacerlo ganar en sus distritos al intendente de Lomas de Zamora y además fueron derrotados en sus listas de concejales. También se suman a la lista de perdedores.
Una de las peores performances electorales fue la de Hugo Curto (Tres de febrero) que perdió con Massa por 15 puntos y se acerca al fin de su ciclo ya que la lista de concejales que encabezaba su esposa también fue derrotada. En Ituzaingó, distrito que gobierna Alberto Descalzo, y en Lanús con Darío Díaz Pérez gano el massismo con cierta comodidad. También Mariano West en Moreno fue derrotado por el Frente Renovador en todas las categorías.
Similar panorama se presenta para Pablo Bruera en La Plata. Su situación ya era incómoda luego de la terrible inundación de abril pero fue derrotado por el Frente Renovador en diputados nacionales y en concejales. Otro que quedó mal parado es Martín Sabatella y su socio político e intendente de Morón, Lucas Gui, quienes perdieron por 8 puntos la pelea por el Concejo Deliberante y entran en zona de crisis.
Sorprendió la magra performance electoral que realizó el jefe comunal de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez quien encabezó en forma “testimonial” la lista de concejales. Le ganó por menos de tres puntos al candidato del massismo, Walter Quejeiro, un periodista deportivo que debutó en la arena política con buen pié.
También se debe poner en la lista de los perdedores a Francisco De Narváez quien quedó mal posicionado cuando Massa anunció su candidatura. Más allá del exiguo cuarto puesto obtenido en las urnas, lo cierto es que el empresario no supo construir su espacio político y ahora le queda por delante una pelea muy complicada para retener el 10% de los votos que obtuvo. Salvo que su aliado Hugo Moyano lo convenza para bajarse y respaldar al tigrense. Escenario poco probable por el momento. ¿Mantendrá su alianza con Scioli?