Por: Carlos Arbia
Pocas veces en el Ministerio de Economía se vivió un día después de elecciones tan desesperanzador. Axel Kicillof perdió por segunda vez las elecciones en Capital Federal y lo grave es que fue por una gran diferencia frente a la candidata de Cambiemos, Patricia Bullrich, a quien caracterizó irónicamente como la ministra del ajuste de Fernando de la Rúa. Además, su segundo, el viceministro Emmanuel Álvarez Agis, también quedó muy golpeado, ya que era el elegido por Aníbal Fernández para conducir el Ministerio de Economía de la provincia de Buenos Aires.
Pero en los pasillos del Palacio de Hacienda la palabra que más se mencionó el día después de la elección fue “traición”. ¿De quién? De Daniel Scioli, tal vez por eso el ministro no concurrió al Luna Park y se quedó en el búnker de La Cámpora.
Desde el viernes pasado, cuando el Daniel Scioli anunció que aumentaría el mínimo no imponible de ganancias para los trabajadores a unos treinta mil pesos por mes, Axel Kicillof comenzó a hablar entre sus colaboradores más cercanos de traición. Se mencionan a dos funcionarios del Gobierno: el director general de la Administración Nacional de la Seguridad Social, Diego Bossio y el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos, Ricardo Echegaray.
Estos dos funcionarios habrían sido quienes le sugirieron a Scioli que hiciera ese anuncio sin la venia del ministro de Economía, el principal defensor de ese impuesto.
Rol pasivo en Diputados
Pero, además, Axel Kicillof se enteró a través de mensajeros del gobernador que sus posibilidades de ser presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda eran casi nulas. En particular no por una sugerencia de Daniel Scioli, sino por la mayoría de los gobernadores a quien Kicillof ni siquiera les atiende el teléfono y ellos lo consideran como el responsable de la debacle de las economías regionales por el cepo cambiario y el dólar retrasado.
Hay que recordar que Kicillof es el ministro más devaluador en la historia del kirchnerismo, pero, aun así, el ajuste cambiario del 25% en enero de 2014 fue inferior a la suba acumulada de los precios.
Más allá de todas esas razones, se suma que la gestión de Axel Kicillof en el Ministerio de Economía es la peor de los últimos 12 años. Sólo se diferencia de sus antecesores en que ha sido el más pagador de la historia de deuda externa: al Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), Repsol, Club de París, vencimiento del Boden 2015, aunque no pagó una sentencia firme que la Argentina tiene con los holdouts. Kicillof es quien muestra los peores indicadores de los últimos doce años, como lo explicó Daniel Sticco en Infobae este fin de semana.
Su fuerte influencia sobre la presidente Cristina Kirchner y la libertad para administrar casi todo le han dado poderes superiores a los que tuvo en su momento Domingo Cavallo y es el verdadero ideólogo del nefasto cepo cambiario. Además, es el que ordenó que no se publiquen las estadísticas de pobreza y de indigencia desde diciembre del 2013.
Balance claramente negativo
Axel Kicillof es el ministro que repudió el aumento de la deuda pública, pero es el que más emisiones de títulos convalidó después de la reestructuración de 2005 y 2010. Se estima que la deuda pública terminaría en el equivalente al 50% del PBI.
Pero también es el que impuso un freno a la actividad económica. En el primer mandato de Néstor Kirchner el PBI creció a un promedio del 8,7% al año, en el primer Gobierno de Cristina Kirchner se atenuó a 5,2%; luego desaceleró en la primera parte del segundo mandato a 2%, con la gestión de Hernán Lorenzino y cayó 3% en promedio bajo su conducción.
El ministro y ahora diputado nacional electo siempre manifestó su desprecio por la formación de los precios en la economía. Los dos claros ejemplos son el cepo cambiario y los Precios Cuidados, que vende como los éxitos de su gestión, pese a la caída del consumo.
Pero el mayor deterioro de su gestión se ha registrado en la inversión: entre 2003 y 2007 poseía un promedio de suba del 25% anual y desde la vigencia del cepo cambiario comenzó a caer sin ninguna recuperación.