Hace algunos días, en un reportaje realizado por el diario La Nación, el intendente de La Matanza Fernando Espinoza afirmó, ante la pregunta del periodista de qué hubiera pasado en 1955 si Evita no se enfermaba: “No creo que con Evita viva hubiera habido un golpe de Estado en el ’55. Los militares de la Revolución Libertadora, por más que quisieran, no iban a poder matar a un millón de trabajadores”.
Nos venimos a enterar, setenta años después, por un Espinoza que además de intendente de la Matanza ha devenido en el vocero historiográfico del nuevo revisionismo histórico afín al gobierno, de que la Revolución Libertadora aniquiló a un millón de trabajadores. Puesto que al no estar Evita, ¿los mataron? ¿O sólo los iban a matar porque estaba ella? Confuso.
No soy un defensor de ese nefasto golpe de estado ni mucho menos, pero la cantidad de muertos aparece como una brutal exageración de alguien que no tiene la menor idea del pasado o, peor, que lo reconstruye a gusto de sus mandantes.
A la hora de decir disparates el intendente no se amilana, el periodista insiste y lo interroga nuevamente acerca de las armas con que según se decía contaba la CGT para repartir entre los trabajadores en caso de necesidad política. Y Espinoza, pecheando y con la seguridad del entendido, afirma: “Tengo el testimonio de compañeros grandes de edad, que me contaron que sí, que había una cantidad de armas que Evita había mandado a comprar y que estaban en el subsuelo de la CGT. Evita estaba preparando a los sindicatos por un posible golpe de Estado. Y la no estaba equivocada ¿no?”.
La verdad de lo que ocurrió fue que en febrero de 1952 se aprobó la compra de aproximadamente cinco mil revólveres por parte de la Fundación Eva Perón. Armas que, luego, fueron a parar a la Gendarmería Nacional por orden del Presidente y que jamás se usaron contra los golpistas. En setiembre del ’55 ante la brutalidad de los alzados, Perón optó por evitar la guerra civil y se marchó; pues como siempre dijo: “Entre la sangre y el tiempo elijo el tiempo, y si hemos tenido razón con seguridad volveremos”. ¡Y así fue!
Espinoza debiera abocarse más a la gestión municipal que a opinar, sin fundamentos, sobre el pasado.
Con estos escasos conocimientos históricos uno aprecia que Espinoza abona la historiografía montoneril de la Evita revolucionaria y el Perón conservador y reaccionario.
Entiendo la actitud del intendente que desespera por conseguir aportes nacionales o provinciales, pero siempre es preferible bajarse los pantalones de una, que ir por los flancos como vocero de una historiografía que ha provocado miles de muertos en el país.
No conforme con estas declaraciones, el día 15 de octubre redobló la apuesta y para chicanear a Sergio Massa afirmó: “Perón y Evita nunca hubieran arreglado con Macri”. No claro… en su momento lo hizo con Frondizi o con Solano Lima. Para poner algunos ejemplos.
Espinoza debiera saber que el general rompió definitivamente con las organizaciones guerrilleras y sus ideólogos el día que los expulsó de la plaza. Ese fue el mensaje a futuro del general.
La violencia guerrillera ha desaparecido. Quedan los revisionistas de aquella época nefasta. Espinoza, que representa un municipio de gente de paz y de trabajo, debiera apartarse de esa visión histórica.