La voz popular afirma que hay una variada galería de giles. Los hay de goma, también hay giles de cuarta y asimismo giles de capirote, entre otros. Sin embargo la novedad, de estos últimos días, es que hay giles Lavedra. Es que el legislador, para fundamentar sus argumentos, contradictorios con la decisión del gobierno nacional de dar en el nuevo Código Civil la entidad de persona, al cigoto, y no a la concepción en el seno materno, ha dicho en un rapto de humor negro: “¿entonces si a un médico se le cae una probeta, el accidente es un aborto?”.
Claro, no ha sido el único: la diputada Di Tullio, el senador Pichetto, algunos miembros de la Corte Suprema de Justicia y en general la sociedad “bien pensante” han puesto el grito en el cielo, esto es, bien alto para que lo escuche Francisco y, por qué no, más arriba, que de ninguna manera acuerdan con la idea de que la fertilización fuera del seno materno, y permaneciendo en ese estado, sea una persona, un ser humano.
¿Y si no es así, qué es? ¿Acaso un ente?
El jueves 9 de septiembre del 2010 La Nación publicó una nota de enorme importancia. Nos informaba acerca de que se había logrado monitorear al embrión humano durante los primeros cinco días de vida, el cual “despliega una actividad inusitada: se divide, se multiplica, se desplaza, gira”. El doctor Papier del Cegir, institución dedicada a la medicina reproductiva, dijo más aún: “la vida secreta del embrión radica en que este es el gran protagonista de la implantación”, afirmando que el éxito o el fracaso de la adherencia al endometrio dependen en un 80% del embrión y un 20% de la madre. En una palabra, adherirse o no al útero es la distancia que hay entre la vida y la muerte, y esto depende en un 80% del embrión quién ya pelea por la vida. ¿Interesante, no?, tan chiquito y con este firme mandato.
Entonces, con este impulso, tanto en el seno materno o en una probeta, a la espera para demostrarlo, ¿será como dice el progresismo que el cigoto o embrión no es un ser humano y por lo tanto se puede hacer de él lo que se quiera?
Cuando la ciencia o el pensamiento vulgar toman distancia de la ética o los valores, la sociedad se encamina hacia horizontes de franca decadencia.