Cuando el gobernador de la provincia de Buenos Aires Daniel Scioli solicitó, días atrás, rediscutir la Ley de Seguridad Interior que inhabilita al Ejército a ocuparse de asuntos internos como son el narcotráfico y la delincuencia, todo el arco progresista de la oposición y del gobierno nacional unieron sus voces para acallar la petición de Scioli. Esta fatal coincidencia explica, entre otras cosas, por qué este gobierno tuvo el apoyo entusiasta, desde el comienzo de su gestión, de todo el arco progre, por más que ahora se hagan los desentendidos y se corran espantados de lo que ellos habilitaron con sus palabras de aprobación.
Es que en los puntos centrales de toda gestión moderna como son la seguridad, el rol del Estado, la política exterior y el modelo educativo, las coincidencias son llamativas. Sólo Macri observó como positiva esa posibilidad.
¿El peronismo habló por Scioli o está escondido?
Las fuerzas armadas en la historia nacional
Desde las invasiones inglesas, pasando por la guerra de la independencia y los conflictos por la organización nacional, el Ejército fue un factor decisivo en la construcción de la Patria. Organizado y unificado el país luego de Pavón (1861) comenzó a prefigurarse un Ejército nacional y profesional cuyo bautismo de fuego fue la guerra de la Triple Alianza. El paso siguiente, aunque el problema venía de larga data, fue abordar de manera definitiva el grave problema indígena y darle una Capital al país. Esto es, terminar con los robos y asaltos a pueblos y estancias por parte de los indios pampas que en sus correrías arreaban el ganado, su gran negocio, tanto como el secuestro de mujeres. Las famosas cautivas. Heroínas rurales sometidas a las peores bajezas.
El asunto indígena era un problema de seguridad interior y exterior, en la medida que los pampas, dominados por los mapuches, se reconocían chilenos y el país hermano así los consideraba para sus reclamos por la posesión de la Patagonia. Fue el general Roca quien abordó la cuestión que venía dando vueltas sin que nadie se atreviera a darle un corte definitivo.
El Congreso Nacional sancionó, entonces, la Ley 947 y el Ejército a las órdenes de Roca acabó con la inseguridad interior y exterior. Un diario opositor al tucumano, El Nacional, tuvo el coraje de reconocer que “finalmente ha desaparecido la causa de vivir armados”.
Algunos años después las FFAA volvieron a involucrarse en, lo que ya nadie duda fue, la revolución social más importante de la historia patria: el peronismo. Esta revolución no podría haberse dado sin el apoyo de las FFAA. Hoy día la justicia social es un valor indiscutible de todo el arco político a derecha e izquierda. Patrimonio de los argentinos.
Otro momento decisivo fue la incorporación de las FFAA a la guerra contra la subversión. Transitaba el gobierno de Isabel Martínez de Perón y las organizaciones armadas habían pasado a la clandestinidad y apuraban la lucha final contra la democracia y el sistema capitalista. En el marco de la Guerra Fría formaban del lado de la URSS y de Cuba, en pos de una dictadura militar, pues esto pretendían las organizaciones terroristas militarizadas. Desataron una tormenta de crímenes sobre todo aquello que identificaban con el capital imperialista. Enemigo central de los soviéticos y sus aliados mundiales.
En síntesis organizaciones armadas aliadas a fuerzas extranjeras se enfrentaron a sangre y fuego contra el gobierno nacional surgido de la voluntad popular. En esa grave situación el gobierno peronista sanciona el decreto 261/75 y otros adicionales con el objeto de neutralizar o aniquilar a los elementos subversivos que actuaban en el país.
El desenlace todos lo conocemos. Las FFAA con sus errores y brutalidades salieron triunfantes de esta guerra que de algún modo anticipó lo que luego sería la caída del Muro de Berlín y del comunismo. Y aquí hay que discriminar la obligación que tenían las FFAA de aniquilar a la guerrilla por orden de un gobierno constitucional y el golpe militar inducido por una camarilla ávida de poder.
El Ejército hoy
Colombia, México y Brasil han incorporado a sus FFAA a lucha contra la el narcotráfico. Scioli plantea el caso y el ministro de Defensa y el progresismo vernáculo arguye que sería un disparate. El ministro y los partidos progresistas deberían, entonces, explicarnos cómo se preparan para dar esta batalla que pone en riesgo la continuidad de la Argentina como nación.
¡No tienen respuestas! Todo lo que han escrito en estos días es un decálogo de buenas intenciones pero ninguna acción concreta. No saben cómo abordar el problema. ¡No tienen soluciones! Mientras tanto el problema avanza y las bandas de narco corrompen, preferentemente, a los jóvenes sumergidos en la pobreza.